Defender las libertades sin miedos ni complejos. El presidente López Obrador, empeñado en destruir la democracia mexicana con retrógradas propuestas legislativas que nos retrotraen a los años 70as; tiempos en los que dominaba un solo partido y el poder político se enseñoreaba en manos de una sola persona: el Presidente de la República.

López Obrador ha demostrado ser adicto al poder político y económico, aunque jure solo portar 200 pesos en su cartera. Sus actos demuestran el apego a los lujos, al dinero y al poder. Vivir y disfrutar ostentosamente en un Palacio sigue siendo emblema de los gobiernos del virreinato. Los demagogos carecen de sentido común, al igual que sus seguidores, creen en las falsas promesas de los pseudo “líderes sociales”. Nada de lo prometido por el presidente ha concretado; sin embargo, sus seguidores guardan la esperanza de que algún día se cumplan, mientras alegremente reciben las dadivas (migajas) del gobierno.

El medio centenar de marchas y/o manifestaciones a lo largo y ancho del país del pasado 13 de noviembre, encendieron focos rojos en Palacio Nacional. AMLO y Morena sentían seguro el terreno que pisaban, creyendo que las elecciones del 2024 era cosa de trámite; más no será así, hoy pisan un suelo fangoso que los puede tragar. La sociedad civil organizada enseño el músculo de movilización popular que jamás había visto el azorado presidente. Aunque minimizó el mega movimiento en su contra, sus acciones muestran lo contrario, promover un “desfile”, que no una marcha para el 27 de este mes ¿Cuál es la idea? Mostrar la capacidad de movilización del gobierno haciendo uso de todos los recursos públicos.

La estructura de gobierno cruje al sacudirse del marasmo de 4 años en la comodidad del uso y abuso de los recursos públicos, sin mayores problemas frente a la apacible, deteriorada y desorganizada oposición y esclerotizada ciudadanía.

Nunca el “líder” de las movilizaciones alcanzó el éxito como lo hizo la sociedad civil organizada que decidió eliminar la esclerosis para poderse mover y demostrar al presidente López que no le será fácil robarse las elecciones del 2024.

AMLO insiste en el voto electrónico y apoderarse de las instituciones electorales ¿Por qué razón? Es una herramienta sencilla de alterar los resultados electorales. Es el fin que persigue el “demócrata” de Palacio, quien desde su atril llama al voto en “cascada” a sus adeptos y beneficiarios de sus programas sociales. Persiste en adelantar los tiempos y quebrantar las normas electorales.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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