Me gustan las ciudades de su propio tiempo. Aquellas que se van conformando por la manera en que sus habitantes las van haciendo suyas en lo cualitativo, con propuestas contemporáneas que conviven con aquellas que ya son testimonio de otra época, donde seguramente los habitantes de entonces buscaron lo mismo. Ideas nuevas con los valores de siempre, necesarios para una sana convivencia. Son ciudades que mantienen espacios que te arropan y te dan sentido de pertenencia.

Desafortunadamente, también en la actualidad y en ciudades que son un referente para la humanidad entera, se vive con riesgo de expresiones de la violencia, del fanatismo y la intolerancia. La gente vive más a la defensiva, pierde poco a poco esa tranquilidad que va quedando como un recuerdo para muchos y una anécdota para nuevas generaciones.

A pesar de todo, me gusta una ciudad como la nuestra, aunque también requiere de mayor creatividad y voluntad social para construir y mantener aquellos espacios donde el presente conviva con el pasado y juntos sean una semilla para el futuro. Esta imagen de Múnich, Alemania, me hace pensar que también aquí puede haber otros rollos, unos coloridos y útiles para propiciar más vínculos con su propio tiempo, en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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