En verdad es increíble ver como muchas personas que llegan a cargos públicos se suben al tabique y se marean. Tal vez es el exceso de cinismo que adquieren conforme aumenta el pago de sus dietas; tal vez son las adulaciones que escuchan de quienes les rodean o simplemente es una falta de conexión con la realidad la que les impide hacer una análisis objetivo de sus logros y sus aspiraciones.

El caso más notable es el del expresidente municipal Marcos Aguilar Vega, que se sentía esculpido por los dioses tras un mandato terrible que casi le costó el triunfo al PAN en Querétaro, quienes, con tal de callarlo le concedieron la “curul para viejitos” que hoy ocupa en la Cámara de Diputados Federal.

Otro auto-encumbrado, aunque mucho más reciente, es el expriista y senador suplente Juan José Jiménez. El mismo que llenó de espectaculares las principales avenidas de Querétaro y hace unos días dijo que “renunciaba” al Senado para buscar la gubernatura por Morena (como si dejar ese espacio en la cámara alta fuera su decisión cuando bien sabemos que es porque Gilberto Herrera regresó a ocupar el lugar que ganó en 2018).

En los últimos días vimos cómo el diputado federal Jorge Luis Montes levantó la mano y ya se sentía el nuevo “superdelegado” dando por descontado que dentro de Bienestar contamos con personas con vasta experiencia como la Dra. Rocío Peniche, recién nombrada al cargo, afortunadamente para Querétaro.

Otra que levantó la mano es la diputada Beatriz Robles, que después de solo 3 años y medio de vida política ya siente que tiene madera para ser candidata a gobernadora. En un desplante de falta de modestia la diputada asegura que en Morena “son pocos los cuadros” de mujeres tan preparadas como ella. Ahora sí que me va a tener que disculpar la diputada, pero yo no recuerdo una sola iniciativa o intervención suya, en su cortísima vida política, que valga la pena mencionar. Tampoco estoy de acuerdo en que a Morena le falten mujeres preparadas. Por el contrario sobran compañeras con probadas trayectorias, convicción de izquierda y fuerte trabajo de base.

Los autodestapes no son nuevos. Al contrario, son tan frecuentes que las y los ciudadanos dejamos de escucharlos porque nos parecen irrisorios. Diputadas, regidores, alcaldes e integrantes de gabinetes buscan brincar como chapulines en comal a la menor oportunidad, aspirando a puestos para los que evidentemente su capacidad y capacitación son nulas. Ojalá sus partidos no les solapen (otra vez) sus erradas ambiciones. Los queretanos y queretanas merecemos candidatos y candidatas comprometidas, preparadas, capaces y con el termómetro de lo que ocurre en lo local. Ya basta de refritos chamuscados que solo buscan llevar agua a su molino porque ya le agarraron el gusto a vivir del erario.

Lo que me queda más que claro es que la altura del tabique al que se suben muchos políticos no solo les causa vértigo, también les atrofia el centro neuronal que controla la humildad.

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