Por raro que parezca aún es común que algunas personas se sorprendan de escuchar que a una mujer le gustan los deportes, o más increíble aún que no sólo le gusten, que conozca de ellos, que su formación académica y profesional sea en periodismo deportivo.
Hace unos días hice una reflexión de cómo en pleno 2017 se sigue utilizando la imagen de la mujer como una cosificación del sexo y deporte, “es que eso vende más”. Si bien, no es un tema nuevo, me sigue pareciendo un insulto al intelecto y al trabajo que muchas periodistas deportivas realizan por ganarse un lugar en el denominado “mundo de hombres”.
Es casi un decreto que para ser conductora de deportes (hablo desde el área donde me desenvuelvo), debes tener un gran atractivo físico, sin importar si conoces o no de los temas, sin importar si diferencias o no entre una pelota de beisbol y una de softbol.
Este fenómeno se da sobre todo en la televisión, veamos a mujeres como Jimena Sánchez quien trabaja para una televisora importante a nivel internacional, la conductora, porque no se le puede llamar periodista deportiva, se exhibe a cuadro y en sus redes sociales, quizás muchas mujeres se sentirán ofendidas, pero quiero aclarar que no estoy atacando su libertad sexual o su personalidad, eso es algo que no me interesa y algo que considero cada quien decide cómo vivirlo.
Lo que me parece una falta de ética, más allá de que los productores o la gente que está detrás de este tipo de conductoras, es que ellas asuman ese papel, desprestigiando la preparación de verdaderas periodistas deportivas que, insisto, luchan por un lugar en el mundo deportivo.
¿En quién recae la responsabilidad de esta cosificación de la mujer? En las personas por solicitar un estricto perfil que se enfoque en el físico y no en el conocimiento, o en ellas por aceptar el papel de edecanes delante de una cámara.
No considero que la belleza esté peleada con el conocimiento, hay periodistas muy guapas y muy bien preparadas, creo que lo importante son las formas y el papel que una asuma.
Históricamente la mujer siempre ha tenido que luchar contra una opresión machista, por lo que considero que elegir un trabajo donde me usen como objeto, donde me elijan porque soy la más bonita, donde me vistan sin importar las palabras que salgan de mi boca, para mí, eso es un retroceso en la lucha por el empoderamiento de la mujer.
No quiero sonar feminista ni de ningún bando, simplemente soy una amante del periodismo deportivo que está intentando ser tomada en serio por el trabajo que aporto a la sociedad, siempre busco mejorar y nunca dejo de prepararme, por lo que les pido a mis colegas que no vendan una imagen falsa de una periodista deportiva, no desvirtúen el trabajo de otras mujeres que tanto se han esforzado para dejar un legado, y no abandonen está lucha para que el deporte y la mujer ya no siga siendo un tema extraño.