Para el año 2030 la raza humana estará abordando una nave espacial con destino a Marte, y México no puede quedarse sin boleto para este gran viaje. Con un costo total de aproximadamente 6 mil millones de dólares, transportar a los primeros humanos a la superficie marciana representa un reto que llevará al hombre al límite del desarrollo científico y tecnológico. Pero con tantos otros problemas cotidianos, ¿por qué apostarle a esta magnífica y sin embargo muy costosa travesía? Una simple razón, suficientemente importante para justificar el viaje, es la persecución de la curiosidad humana en busca de resolver una de las preguntas más intrigantes acerca de nuestra existencia: ¿estamos solos en el Universo? Desde un punto de vista pragmático, otra razón implica la posibilidad de obtener recursos prácticamente ilimitados del espacio para satisfacer las necesidades de una población continuamente en crecimiento. Y desde luego, el desarrollo de nuevas tecnologías que son producto de la industria aeroespacial y los desafíos tecnológicos que representa. Algunas tecnologías derivadas de la exploración espacial incluyen los paneles solares, los escáneres TAC, sistemas de purificación de agua, computadores portátiles, entre muchos otras.
México y el Estado de Querétaro se han convertido en centros internacionales de manufactura para la industria aeroespacial. De acuerdo a la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial Mexicana (FEMIA), se reportó un crecimiento en dicha industria de entre el 10% y el 15% en el año 2017.
Impulsados por el desarrollo industrial en México, así como por el esfuerzo internacional para poder llegar a Marte, se funda EagleX Robotics. Nosotros somos un equipo universitario de robótica del Tecnológico de Monterrey enfocado al diseño de robots de exploración espacial tipo Mars Rover, pero con la meta de impulsar la ciencia y el desarrollo de tecnología de excelencia en México. Fundado en el año 2015 por Emiliano Castillo y Luis Montoya, EagleX es ahora un grupo de más de 30 estudiantes provenientes de México, Ecuador, Venezuela y República Dominicana.
La competencia principal del equipo es el University Rover Challenge (URC), un reto internacional organizado por la Mars Society que reúne a los mejores equipos de robótica espacial universitaria del mundo para desarrollar robots de exploración. El URC consta de varias entregas y un proceso de eliminatorias altamente competitivo debido a la rigurosidad de las pruebas y la complejidad de los rovers. En 2018 nos convertimos en el primer equipo Latinoamericano en 12 años de existencia de la competencia en avanzar a la fase final que se llevará a cabo en la Mars Desert Research Station (MDRS) en Hanksville, Utah, donde se realizan estas pruebas en el desierto para simular el terreno inhóspito de Marte.
En la final nos enfrentaremos a cuatro pruebas que simulan la asistencia y exploración que realizan este tipo de robots en la superficie de Marte. La primera prueba consiste en que el rover realice recorridos por todo tipo de terrenos irregulares y que levante un peso de hasta diez kilogramos con su brazo robótico. La siguiente prueba consiste en el control y manejo del brazo robótico en operaciones de asistencia como girar perillas, quitar o poner componentes eléctricos, presionar botones, escribir en un teclado y otras acciones de destreza. Después sigue la prueba de ciencia, donde el rover debe extraer muestras de suelo a una profundidad de 10 centímetros, tomar mediciones de parámetros como peso, humedad y temperatura de la muestra; almacenar la muestra en un compartimento cerrado y llevarla a un laboratorio para su análisis. Esta prueba se enfoca en analizar las condiciones del suelo para estudiar la susceptibilidad de la vida en Marte, por lo que un reporte con las conclusiones científicas se debe de presentar a un jurado. Finalmente, la última prueba consiste en que el rover se controle de manera completamente autónoma para hacer un recorrido entre dos puntos, planeando la mejor ruta y esquivando obstáculos con el objetivo final de recuperar una pelota de tenis que debe regresar a la estación de control.
El equipo está dividido en cuatro áreas principalmente: Mecánica, Control, Finanzas y Ciencia. El área de Mecánica se encarga del sistema de suspensión y llantas, el brazo robótico, el chasis y el mástil; desde el proceso de diseño hasta su manufactura y ensamble. Control se encarga de la programación del rover, el sistema de visión, el sistema de control autónomo y la electrónica del robot. El área de Finanzas es responsable del manejo de recursos y capital, los patrocinadores y las relaciones públicas. Por último, el área de Ciencia se encarga de los sensores, el sistema de almacenaje de muestras y del laboratorio a bordo del rover, así como los análisis del suelo y el reporte científico.
EagleX se ha convertido en un espacio de crecimiento profesional y personal, de retos, preparación y aprendizaje. También se ha convertido en un grupo de amigos con intereses en común y con un singular espíritu de exploración y aventura. Creemos firmemente que en México existen las herramientas y oportunidades para impulsar la transición del país hacia una economía basada en el conocimiento a través de proyectos de ciencia y tecnología. Hacemos una invitación a todos los jóvenes a creer en sus sueños y aspiraciones, pero los invitamos a hacerlo de forma activa. Discutan sus ideas, experimenten con ellas, realicen prototipos, prepárense académicamente para ejecutarlas, y si fallan, vuelvan a intentarlo.
Agradecemos también al Tecnológico de Monterrey, PROMINOX, Wiesauplast, Green Island Solutions y Boja3D por su apoyo incondicional para la realización de este proyecto. Asimismo, invitamos al lector a seguir y apoyar este proyecto en nuestra página de Facebook de Eagle X.
Estudiante de Ingeniería Física