De acuerdo a la Teoría de los Contratos, entendidos estos como un acuerdo de voluntades, el mandato es precisamente uno de ellos, por el cual el mandatario, en este caso nuestro próximo gobernador (sí, así en masculino), se obliga a ejecutar por cuenta del mandante (los ciudadanos), los actos que éstos le encomiendan; empero en las diversas teorías sobre la democracia, debe de gobernar para todos; es decir, inclusive para quienes no votaron por él.

Después del próximo domingo 06, se conocerá al ganador de la justa electoral y por una amplia mayoría, el nombre del inquilino de La Casa de la Corregidora, a más de otros puestos de elección popular. Vendrán pocas inconformidades jurídicas pues el arrollador triunfo no dará sustento a ellas y así, en los próximos días tomará protesta del cargo, en términos y plazos constitucionales. Sobre este acto, cabe recordar el Juramento Yaqui que debe pronunciar la más alta autoridad de ellos, al tomar el cargo: “Para ti no habrá ya sol, para ti no habrá ya noche, para ti no habrá ya muerte, para ti no habrá ya dolor, para ti no habrá calor, ni sed, ni hambre, ni frío, ni enfermedades, ni familia. Nada podrá atemorizarte. Todo habrá concluido para ti, excepto una cosa: ¡El cumplimiento del deber!; conceptos que, a mi modo de ver, lo deben de comprometer con todos. En las sociedades actuales la democracia representativa (concepto para algunos, reiterativo) no es suficiente para garantizar la eficacia y la eficiencia en la gestión pública. Las decisiones que se toman sobre políticas públicas nos afectan a todos. Cada vez más, se hace necesario incluir a los ciudadanos en los procesos deliberativos, de discusión y de decisión de una nueva gestión pública, con mayor participación ciudadana. Cada voto a favor, será una expresión de confianza con motivo del cargo que recibirá en breve, muchas personas confiarán en su saber, en su experiencia. Por tal motivo, depositarán en él, su destino, él de sus hijos, nietos, padres y abuelos y tal vez, porque no escribirlo: ¡Su vida!

En una democracia participativa, los deberes de todo buen ciudadano, no se agotan al emitir su voto; por el contrario, inician sus compromisos para con los mandatarios al seguir al pie de la letra, lo prometido en campaña y el cumplimiento cabal de cada uno de ellos, pues como escribió Herni Dominique Lacordaire: “Hombre justo y honrado es aquel que mide sus derechos con la regla de sus deberes” (Continuará).

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