¿Qué pasa cuando muere un banco? Es muy probable que muchos de ustedes ya conozcan o por lo menos hayan escuchado algo sobre el colapso de Silicon Valley Bank (SVB) y las alarmas financieras que esto generó en los últimos días.

En cualquier caso, considero que repasar el tema, examinar sus causas y sobre todo, reflexionar sobre las posibles consecuencias futuras puede ser un ejercicio muy valioso.

Desde su fundación en 1983, la estrategia de SVB se centró en financiar startups tecnológicas, y como cualquier banco, su funcionamiento consistía en usar el dinero de sus clientes para generar intereses y también, como todos los bancos, mantenía solo un pequeño porcentaje en efectivo.

En los últimos años, el banco compró muchos bonos de renta fija, y situaciones imprevistas como la pandemia, la invasión rusa en Ucrania y la alta inflación de este año provocaron una subida muy significativa en los tipos de interés en EU. Cuando suben los tipos de interés, los precios de los bonos descienden, lo que significó que la inversión que tenía SVB perdió mucho valor.

Como resultado, muchas startups no encontraron otra forma de financiarse que retirar sus depósitos, y el banco, sin capacidad para hacer frente a sus demandas, se vio obligado a vender esos bonos a pérdida, dejándolo con un déficit de US$ 2,250 millones.  Se convirtió en una bola de nieve, ya que más clientes buscaron hacer retiros por temor a perder sus fondos. Todo esto llevó a que el banco se declarara en quiebra el pasado viernes, y a que las autoridades estadounidenses tomaran medidas para rescatar y proteger los bonos.

La historia de Silicon Valley Bank ya figura entre las mayores caídas de un banco en la historia reciente de Estados Unidos. Por ello, entender lo que sucedió nos invita a una serie de reflexiones y de aprendizajes, de los que me gustaría destacar tres: Primero, que el contexto mundial importa y que un evento económico significativo en cualquier parte del mundo puede tener un impacto importante en las empresas y los bancos en todo el mundo, el llamado efecto dominó.

Segundo, lo sucedido en estos días traerá una etapa muy complicada y volátil para el sector de la tecnología y el emprendimiento. Tercero, la intervención y regulación gubernamental funcionan (por lo menos en EUA) y las autoridades estadounidenses han tomado medidas para rescatar y proteger los bonos de Silicon Valley Bank.

Cuando muere un banco de emprendedores, no solo se pierde una institución financiera, sino también los sueños, las esperanzas y los proyectos de vida de quienes confiaron en él. Que estas lecciones nos sirvan para construir mejores futuros.

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