El  24 de noviembre, Guillermo del Toro, uno de los más importantes y reconocidos directores de cine del mundo, hizo un comentario en su cuenta de Twitter que  estremeció las redes sociales: “La destrucción sistemática del Cine Mexicano y sus instituciones ha sido brutal. Sobrevivimos el sexenio de López Portillo pero este no tiene precedentes.”; en clara alusión al gobierno de la 4T.

A partir de ahí, el cineasta ha entablado una “batalla” de twuitazos entre detractores y aquellos que le apoyan. Pero, ¿Cuál es el origen de este descontento y de la polémica?

Todo viene de la reducción sistemática y constante de recursos a la producción de cine en México. Comenzando por la desaparición en 2020 de dos fideicomisos públicos que eran fundamentales para la industria cinematográfica, el FIDECINE y el FOBROCINE; que se materializó en una reducción de 46 mil millones de pesos en 2021 para la generación de nuevas producciones. Ante esto y la dura situación financiera, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ha pospuesto la entrega de los premios Ariel 2023, cerrando la convocatoria para la presentación de propuestas a recibir los galardones.

En respuesta, el cineasta se mostró solidario y ofreció pagar de su bolsillo el costo de las estatuillas, pero también se mostró crítico sobre la decisión, lo que por cierto no agradó para nada al gobierno. Y es que en varios tuits recalcó que el Estado había renunciado a su responsabilidad como principal promotor y difusor de la cultura, y que algo que tomó décadas en construir, ya se había terminado. A sus comentarios se sumaron otras figuras de la industria como Joaquín Cossio, mejor conocido por su papel de El Cochiloco en la película El Infierno, de Luis Estrada.

En paralelo, Del Toro sufrió un boicot por parte de una cadena muy importante de cine, para el estreno de su  película Pinocho, cuya exhibición fue abruptamente cancelada, orillándolo a buscar por otros medios la exposición de la película en cinetecas nacionales gratuitas.

¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno? Negación. Con el viejo discurso del “yo tengo otros datos”, la  Secretaria de Cultura negó la crisis de recursos para la industria y argumentó que, incluso había un aumento en la producción de material audiovisual en comparación con  2021 y así como un incremento del 26% en los apoyos entregados. También, en su cuenta de Twitter, la funcionaria “invitó” al cineasta a que realizara películas con temática indígena o afromexicana, pues dijo, existe un estímulo para ese tipo de cine.

¿Qué nos deja todo esto? Me parece que un aire de desencanto y preocupación.

No solo porque una de las industrias más importantes y bellas que  tiene nuestra cultura está siendo desmantelada, sino porque, no obstante que en su defensa alcen la voz personajes de alto talante como Guillermo Del Toro, el gobierno sigue mostrando oídos sordos y buscando excusas para mantener una política de austeridad que ha costado millones de empleos.

Es irónico que, mientras en el mundo se reconoce y admira el trabajo de nuestros directores, productores, guionistas, artistas y demás integrantes del cine en México, aquí se les trate con la punta del pie. No hace mucho, México conquistó los premios Oscar y varios festivales de gran relevancia en Europa, poniendo en alto el nombre de nuestro país. La realidad es que el cine de nuestro país ha sufrido múltiples altibajos y descalabros. Por ello, es nuestro deber  no permitir que, bajo el argumento que sea, se le orille a los albores de la extinción; pues a futuro las repercusiones pueden ser irreversibles.

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