El nivel de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos ocupa el último lugar entre 19 instituciones consignadas en el Ranking Mitofsky México 2008-2020. Este dato resulta alarmante si consideramos que la confianza en las instituciones es reconocida como componente central para el buen funcionamiento de la democracia. Los partidos políticos existen para llevar a cabo la representación y articulación de intereses sociales. Pero, cuando estas acciones no son atendidas y se cae en el abuso de poder, omisión de métodos democráticos al interior del partido, desatención de las necesidades ciudadanas a cambio de la atención de las élites partidistas, la ciudadanía tiende a retirarles su confianza.

En este marco, no es la democracia la que se pone en duda, sino los partidos políticos y la actuación de quienes asumen puestos de representación popular, resultado de un proceso electoral. La relación de confianza podría resumirse de la siguiente manera: 1) Relación con el futuro, dar por hecho que sucederá lo que se espera; 2) Relación con la autoridad, depender de otros para satisfacer las necesidades; y, 3) Relación con el pasado, actualizar la confianza en lo nuevo dependiendo de los sucesos relacionados con los actos remotos. Estos aspectos son estratégicos en la construcción de la confianza, toda vez que la ciudadanía reflexiona y evalúa a los partidos políticos comparando estos elementos en función de los resultados que se esperan.

El fenómeno de la confianza política está relacionado con las fluctuaciones vinculadas a la evaluación cambiante de los ciudadanos respecto al desempeño de los gobiernos y de los políticos. Particularmente, de su capacidad para administrar la economía, resolver los temas de seguridad, proteger los derechos humanos y satisfacer las demandas de sus electores.

Al analizar la información del último estudio desarrollado por latinobarómetro.org sobre la confianza de la ciudadanía en México en los partidos políticos (PP) llaman la atención los siguientes resultados. A la pregunta: “¿Cuánta confianza tiene usted en los PP”, el 57,6% respondieron “ninguna confianza”. En segundo lugar, el 28,7% respondieron “poca confianza”. Si cruzamos estos resultados con el tipo de ocupación, encontramos que en las personas asalariadas en instituciones públicas, asciende al 63.8% la desconfianza en los PP, vale destacar que quienes menos desconfían son los estudiantes (36,8%). Por otra parte, las personas con un rango de estudios entre 7 años y una formación universitaria concluida, el 70,6% desconfían en los PP. Y, finalmente, quienes tienen un compromiso religioso, los rangos más altos de desconfianza en los PP, se ubican en los "Muy practicantes”, 60% y en los “No practicantes”, 64,5%.

Los partidos políticos representan la institución con el menor nivel de confianza en México. El problema es que cuando en una democracia se ausenta la confianza hacia estos actores es necesario invertir más recursos materiales para hacerla presente. En última instancia, la desconfianza en los PP cuestiona la base de legitimación y las perspectivas de un régimen democrático.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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