La pandemia por Covid-19 ha azotado bruscamente a más de 200 países. La mayoría ha sido responsable adoptando las medidas sugeridas y luego establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, a pesar de ello, cada uno la ha atendido de acuerdo a la unicidad de su contexto político, social, económico, tecnológico y hasta cultural. Esto despierta la inquietud de comprender cuál es la situación en México. ¿Cómo la han afrontado los niveles federal y local de gobierno?

La cifra de infecciones por Covid-19 ha alcanzado números impresionantes. Desde luego que ha habido otras pandemias en la historia que han producido el contagio y deceso de más personas, como la Peste Antonina (siglo II), la del cólera (siglos XIX y XX) y la de la gripe española (siglo XX), que cobraron la vida de cinco millones, un millón y entre 40 y 50 millones de personas, respectivamente. Pero la que más estragos ha causado ha sido la muy conocida Peste Bubónica (o peste negra) que afectó particularmente Europa y Asia a mediados del siglo XIV, y que privó de la vida a alrededor del 40% de la población.

La pandemia por Covid-19 está afortunadamente aún muy lejos de llegar a estas tétricas cifras. Según John Hopkins University el número de personas contagiadas por este virus hasta ayer ha llegado a 1 187 798, registrándose 64 084 defunciones, es decir, una tasa de letalidad de 5.4%. Pero lo preocupante de este virus no es grado de letalidad, como se ha mencionado en innumerables ocasiones, sino el de contagio. Para conocerlo en general, los científicos han diseñado un parámetro conocido como R0, o “ritmo básico de reproducción”, que se estima que es de 2.5 para Covid-19, que supera a los de virus como el MERS (por sus siglas en inglés), la influenza A H1N1 y el Ébola, pero estando debajo de los del SARS (por sus siglas en inglés), la Rubéola y el Sarampión, cuyos R0 son 3.5, 6.0 y 16, respectivamente.

Con este contexto es fácil entender la importancia de seguir las indicaciones tanto de la OMS como las significativas de las autoridades gubernamentales. El temor mayor es que el virus pueda contagiar a un número estratosférico de personas, no sólo poniendo en riesgo su vida, sino paralizando prácticamente todo. Y en un mundo interdependiente como el de hoy, tales estragos se evidencian y enfatizan aún más. Por ello las medidas que se toman deben ser precisas. Así, el Gobierno Federal (GF) ha puesto en marcha una serie de medidas cruciales, pero se abre el debate si lo hizo tarde o a tiempo (en mi opinión fue tarde), y si han sido suficientes. En este sentido, si bien la Secretaría del Trabajo federal, ha indicado cerrar temporalmente las empresas privadas para evitar el flujo personas y así la propagación del virus, ¿dónde queda el apoyo económico para las personas que “viven al día” o de un comercio informal? Esto no ha quedado claro a pesar de los anuncios del GF.

En contraste, son los gobiernos locales quienes han liderado la implementación de las medidas sanitarias y de apoyo social y económico - y no el GF. A mediados del mes pasado, fue el gobernador de Jalisco quien se adelantó al cierre de las escuelas. Algo similar hizo el de Yucatán, sobre todo endureciendo los castigos por desacatar las indicaciones de quedarse en casa. Por su parte el gobierno del Estado de México dio a conocer un programa de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, y a las personas dependientes del comercio no formalizado. Y el gobernador de Querétaro anunció el uso gratuito de 5 mil litros de agua por domicilio, así como la distribución de despensas a las personas más vulnerables en este tiempo, que era una de las propuestas que se había sugerido en esta columna la semana pasada. Con esto se ve claramente que la batuta en la reacción y apoyo ante la pandemia por Covid-19 la llevan los gobiernos locales, y el GF va a la zaga.

Niels Rosas Valdez

Escritor, historiador e internacionalista

Twitter @NielsRosasV

niels.rosas@gmail.com

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