México no tiene el monopolio de la corrupción ni tampoco es su inventor, alguna vez señaló el escritor Carlos Fuentes, pues tanto hay corruptos en Miami como en la CDMX. La impunidad es lo que nos diferencia. Mientras otros países sí penalizan a quienes cometen ese tipo de ilícitos, en México han llegado a ser prohombres del sistema.

Investigaciones periodísticas dieron cuenta del estado de putrefacción de la vida pública del país. La casa blanca del presidente, la estafa maestra, Odebrecht, además de los desvíos a los paraísos fiscales para evadir el pago de impuestos. Ha sido documentado y aunque no tuvo un impacto en renuncias inmediatas, el electorado optó por la opción política que castigaría toda esa corrupción.

Quizá, el paralelo histórico del sexenio de Enrique Peña Nieto sea el de Miguel Alemán, que también fue señalado como un gobierno lleno de corrupción, pues varios funcionarios públicos, al par de años ya eran millonarios, el caricaturista Abel Quezada los llamó "tanprontistas", por lo "tan pronto" que habían obtenido su fortuna.

Cuando su sucesor Adolfo Ruiz Cortines se colocó la banda presidencial, en su discurso inaugural descalificó la corrupción alemanista y anunció un gobierno austero.A manera de propaganda política, Ruiz Cortines hizo pública su declaración de bienes, cosa que no se estilaba en esa época. Fue noticia que un oficial de tránsito multara a su chófer por dar una vuelta prohibida. Y para rematar la lucha contra la corrupción, multó a una constructora por cobrar por una obra que no hizo.

Sin embargo, la gran cruzada contra la corrupción quedó simplemente en retórica y actos simbólicos. Miguel Alemán se dedicó a sus negocios turísticos en Acapulco sin que fuera señalado legalmente como partícipe de acto de corrupción y fue un prohombre del sistema. Al gobierno de Ruiz Cortines no se le recuerda como corrupto, pero para atajar la corrupción no basta con no ejercerla sino con castigar la del pasado.

En el caso Lozoya que involucra un enorme acto de corrupción, estamos ante una oportunidad para dar un giro a la historia mexicana, no basta decir que este gobierno no es corrupto ni sólo estigmatizar a los corruptos, tiene que haber un proceso legal que se convierta en un parteaguas para quien quiera cometer un acto de corrupción, sepa que puede ser castigado. Estamos en el momento que comienza a combatir el cáncer de la república o simplemente comprobaremos que ya hizo metástasis.

Periodista y sociólogo. @viloja

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