Hoy en varios países del mundo el centro de atención es la salud, las conferencias de la Organización Mundial de la Salud, los CDCs de Estados Unidos y las diversas autoridades locales. La razón, la pandemia conocida como coronavirus o Covid-19. Por lo que toca a nosotros, esta no es la primera vez que los ojos de la nación se centran en la Secretaría de Salud. El antecedente fue el año 2009, donde la influenza H1N1 hizo que las conferencias de prensa del secretario Córdoba Villalobos captaran los oídos del país entero. A los mexicanos nos preocupa por supuesto los contagios y efectos del coronavirus, pero hay otros cuestionamientos, qué manejo le habrá de dar el gobierno federal si los casos aumentan y cuáles serán los impactos para la economía nacional e internacional en la cual estamos inmersos. Los pasos que se den en la Secretaría serán determinantes para prevenir y atender sin generar psicosis. Hay antecedentes.

A finales de la década pasada, en 2009, la llegada de la influenza H1N1 a nuestro país fue de un impacto no visto en nuestra historia reciente. La alerta se elevó al máximo a finales de abril de 2009, cuando más de 150 personas en México habían muerto de influenza. El gobierno tomó medidas drásticas, como suspensión de clases, cancelación de eventos públicos, cierres de espacios de entretenimiento como cines, teatros, estadios de futbol y otros similares. Las calles y los comercios empezaron a verse desolados ante la preocupación de los ciudadanos, por lo que también el consumo se vio afectado.

Diversos sectores económicos a nivel mundial ya resentían en el 2009 los efectos de la crisis financiera, y esto, sumado a las medidas adoptadas por el gobierno para tratar de contener la expansión de la influenza, adecuadas o no, hicieron que la economía se derrumbara. Ese mismo año, el partido en el gobierno, el PAN, así como su líder real, el Presidente Felipe Calderón, tuvieron una derrota histórica en las elecciones intermedias, pavimentando sin duda el regreso del viejo régimen priista, que luego desperdiciaría también esa oportunidad.

Hoy ante el Covid-19, la OCDE señala que el crecimiento de la economía mundial se reducirá de 2.9%, pronosticados antes de que se diera a conocer los primeros brotes de coronavirus en China, a 2.4% ahora que se sabe de su existencia e impacto. China, Japón, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos son algunas de las grandes potencias que resentirán fuertemente los efectos económicos del virus. Tan solo en las primeras dos semanas de febrero la venta de autos en China cayó 93%, mientras que la bolsa en Estados Unidos se ha ido en picada en casi 10% hasta el día de hoy. El turismo alrededor del mundo es otro sector que genera grandes pérdidas. Estos son sólo ejemplos pero no los únicos casos.

Por lo que toca específicamente a México, los casos son pocos, sin registrar muertes aún, pero el hecho de que economías como la norteamericana se vean afectadas, especialmente en su consumo, golpeará sin duda a nuestras exportaciones. Algunos bancos de inversión y la OCDE ya están reajustando a la baja las expectativas de crecimiento del PIB mexicano para el 2020.

La política del gobierno federal con respecto a la llegada del coronavirus, ha sido la de mantener en calma a la población, ser transparentes en los datos y casos que se van conociendo, evitando transmitir temor que lleve a la psicosis. A pesar de esto algunas encuestas revelan desconfianza de la población sobre si el sistema de salud del país está preparado para enfrentar contagios masivos. Por lo pronto las autoridades de la Secretaría se han puesto al frente, con indudable conocimiento científico, explicando lo que sirve y no sirve para prevenir, sin engañarnos con lo que no es predecible. El alcance de las consecuencias está totalmente ligado al manejo que nuestras autoridades le den a esta pandemia. Manos de cirujano requiere.

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