Al inicio del año de 1821 seguía la guerra por la independencia. En la zona del actual estado de Guerrero, el guerrillero afromexicano mantenía esta batalla en nombre del movimiento insurgente. Por otro lado, el poder virreinal había enviado a Agustín de Iturbide, quien no había logrado triunfar y tenía, además, intereses personales para culminar esa guerra. Guerrero no quiso rendirse, pero aceptó encontrarse con él, y el 10 de febrero, en Acatempan se entrevistaron, y en favor del bien mayor el 24 de febrero, en Iguala se proclamó el “Plan de Iguala”.

Este fue base del contenido de los Tratados de Córdoba, que tuvo cuatro puntos fundamentales, destacando entre ellos que México debía ser una nación independiente, y su forma de gobierno sería una monarquía encabezada por el rey Fernando VII de España. Además, se creó el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías ―el catolicismo como religión; la unidad; y la propia independencia―, a cuyo mando quedó Iturbide.

Mientras tanto, en España, ya tenían noticias y enviaron a Juan de O’Donojú, no en calidad de virrey ―la Constitución de Cádiz había suprimido el cargo― sino de jefe político superior de la Nueva España. El 3 de agosto lanzó una proclama manifestándose liberal y ofreciendo conciliar los intereses de los americanos y los españoles, congruente con su lucha libertaria que lo había llevado por años a ser preso político en España al oponerse al absolutismo de Fernando VII. Así, sólo con esa acción quedó cerrado uno de los puntos trigarantes: la unión entre ambas naciones.

La entrevista entre ambos grupos, el español y el independentista, se celebró en la Villa de Córdoba el 24 de agosto de 1821. Estuvieron Juan de O’Donojú, en calidad de teniente general de los ejércitos de España, y Agustín de Iturbide, primer jefe del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías. Así firmaron finalmente los Tratados de Córdoba, ratificación del Plan de Iguala con una modificación: si el rey Fernando VII o algún heredero de la corona española no aceptaban la Corona de México, las Cortes mexicanas podrían elegir libremente a su monarca.

Los Tratados de Córdoba son los primeros manuscritos legales por los cuales se pronunció públicamente la independencia de México, pero no fueron aceptados por los reyes de España, por lo tanto no reconocieron la independencia. Aun así, el 28 de septiembre de 1821, el día después de la entrada del Ejército Trigarante en la capital, una Junta Provisional Gubernativaproclamó el Acta de Independencia del Imperio Mexicano, con una regencia a cuya cabeza de nuevo quedó Iturbide.

Por la insistencia de los que apoyaban al partido Trigarante de que Agustín de Iturbide llegará a convertirse en Emperador, en julio de 1822 el Congreso lo coronó como Agustín I.

La declaración mexicana se hizo en un momento en el que el país era ya prácticamente independiente.

Por el proceso de independencia también la vida cotidiana sufrió cambios como migración y epidemias. En la zona del Bajío varios hombres se fueron a la guerra y no regresaron ya sea porque murieron o porque se quedaron en otro lugar. Esto llevó a que las mujeres quedaran al frente de los ranchos. Eso representó un cambio radical para la época en cuanto al papel de las mujeres en la sociedad.

También muchas personas se refugiaron en las ciudades. Estas comenzaron a presentar algunos de los problemas, como ahora, con población marginal, sobrepoblación, enfermedades y epidemias, posiblemente de tifo, paludismo u otras enfermedades.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. 
@Chucho_RH

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