Y sigue Cuba interfiriendo en la política nacional e internacional de México. El escándalo de la vacunación de niños de dos años hacia arriba contra el Covid, con su biológico Abdala que no tiene certificación de la OMS como vacuna de emergencia, por no haber concluido el protocolo de investigación en la fase III, pero sí el de la Cofepris, otorgado en diciembre de 2021.

Llama la atención la cadena de irresponsabilidades que el gobierno mexicano, a través del “doctor muerte” Hugo López Gatell, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el propio AMLO, han cometido en el manejo de la pandemia.

A muchos sorprende que la actitud criminal con que han manejado la pandemia no haya sido sancionada aún, como sería en todo sistema democrático. La diferencia es que en este régimen autoritario gozan de impunidad los fieles al autócrata y sólo se sanciona a opositores y críticos.

Entre los muchos malos manejos de la pandemia se encuentran los siguientes:

Claudia Sheinbaum experimentó, sin el conocimiento y consentimiento de los capitalinos, con medicamentos no aprobados por autoridades sanitarias como tratamiento al Covid; la compra y aplicación de vacunas chinas y rusa, no autorizadas por la OMS porque no habían concluido sus protocolos de investigación; la manipulación de cifras de contagiados y muertos por Covid, que oficialmente es de poco más de 324 mil muertos, cuando en el exterior se cuentan más de 798 mil mexicanos fallecidos. La última actualización oficial de la cifra de muertos se hizo el 17 de enero de este año; y del personal de salud en octubre de 2021, por lo que nunca sabremos cuántos murieron.

Aún más: si se hubiera cambiado la estrategia fallida y al coordinador de la misma se habría salvado la vida de cientos de miles de mexicanos que no debieron morir; ni tendríamos el primer lugar en personal de salud muerto por la falta de equipamiento y por haberles impedido vacunarse en primer lugar al ser población altamente expuesta; el triste segundo lugar mundial en materia de orfandad, con más de 192 mil niños sin padres, entre muchísimos datos que están aflorando, aunque no hay registros de las personas que quedaron permanentemente afectadas por las secuelas del Covid y que requerirán atención médica.

Pero lo más reciente preocupa aún más: el presidente declaró el fin de la pandemia (26 abril 2022), cuando en China y Europa están habiendo rebrotes y la OMS no ha declarado el fin de la misma; vacunar a la población con biológicos caducados, sin previo registro y en lugares públicos, contrario a lo que se venía haciendo; y, lo peor: para justificar el financiamiento encubierto a la dictadura cubana adquiere la vacuna Abdala que carece del aval de la OMS. Todavía recordamos el chantaje de Alcocer cuando amenazó a AMLO con renunciar porque este anunció la posible vacunación de menores de 18 años, y eso no era lo que habían acordado; pero se logró vía amparos.

La salud para este gobierno es tema político, no sanitario. La campaña de vacunación se alineó con las elecciones de 2021: el uso de los Servidores de Morena (no de la Nación), de la Guardia Nacional y de mecanismos de control, como los innecesarios e inútiles registros, tuvieron ese propósito. No se descarta que la vacunación de niños mayores de dos años pudiera seguir siendo utilizada como herramienta de manipulación política.

Ante ello, los padres de familia exigimos: con nuestros hijos ¡No experimenten!

Periodista y maestro en seguridad nacional

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