Recién, la versión nacional de este diario, EL UNIVERSAL, publicó su ranking de las mejores universidades del país. En él se encuentran varias instituciones que han estado constantemente apareciendo en los años anteriores, lo que habla de una significativa consolidación en un cúmulo de rubros. ¿Cuál es este escenario?

Desde hace una década y media, EL UNIVERSAL ha realizado esta clasificación de universidades en México. En este periodo algunas instituciones parecieran permanentes en los reportes; sin embargo, otras han variado al paso del tiempo. En la edición 2022 de este ranking se encuentran interesantes universidades que han crecido en muchos aspectos, unas desde hace varias décadas, otras en los últimos años.

El ranking coloca en los primeros tres lugares a instituciones ubicadas en la Ciudad de México: la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Autónoma Metropolitana. El cuarto escaño lo obtiene la Universidad de las Américas Puebla, seguida por la Universidad Iberoamericana y la Universidad Autónoma de Nuevo León.

El séptimo, octavo y noveno lugar son para la Universidad Autónoma de Chapingo, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, respectivamente.

Para completar la primera decena en el ranking se encuentra la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Es interesante el lugar que ostenta la máxima casa de estudios de la entidad en esta clasificación, sobre todo porque en los últimos años ha crecido en una variedad de rubros. De la misma manera, resulta impactante la posición a la que ha llegado, considerando su infraestructura, presupuesto y otras cuestiones en las que tal institución usualmente se encuentra en desventaja frente a otras con mejores condiciones, lo que habla de un apropiado desempeño y asertivo manejo de recursos.

Ciertamente, la UAQ merece ser reconocida por su calidad y el impacto que ha generado en la sociedad, algo que en los últimos años ha ido en aumento y que se puede notar tan sólo por el número de aplicaciones de estudiantes para cursar en algún programa académico universitario. Este reconocimiento también se debe al fortalecimiento de los cursos, unos ya consolidados y otros en proceso, pero que se les prevé un futuro promisorio.

Análisis de esta naturaleza son los que nos hacen recordar el impacto positivo tan trascendental que tienen las universidades en la sociedad. El caso de la UAQ no es la excepción. Hace mucho con poco. Pero esto además de hacernos sentir orgullosos, también nos permite exigir un presupuesto digno, apropiado y mejor que permita atender todas aquellas áreas en las que la universidad se ha enfocado, pero también en otras más en las que le ha faltado apoyo para conducirlas, como en recientes momentos ha sido el desarrollo de la vacuna contra la Covid-19.

No obstante, ser un referente nacional, más allá de significar un notable progreso al paso del tiempo y un reconocimiento justamente merecido, también representa una responsabilidad de y para con sus trabajadores, estudiantes, profesores y futuros aspirantes, situación que no debe perderse de vista. La UAQ debe mejorar las condiciones en las que su comunidad universitaria se desempeña, y la misma comunidad debe continuar con su compromiso en conjunto para seguir fortaleciendo y honrando la institución.

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