Para las personas que alcanzan las seis décadas de vida y para quienes se acercan y superan el promedio de vida de los seres humanos, junto con los retos que trae consigo la vejez, la propia vida les regala la oportunidad de evaluar el camino andado y colocarse en la perspectiva que les venga en gana respecto a si ésta es el resultado de un azaroso caos de acontecimientos que fueron estableciendo la ruta hacia su destino o, si por el contrario, ha sido una suma de eventos donde la causalidades son las características que han permitido alcanzar todo lo que se ha logrado. La experiencia de vida brinda el privilegio  de argumentar y dar soporte a tus creencias y a tus ideas, dejando a un lado los afanes de afanes de convencer o ser convencido de ideas y otras cosas.

Es de igual manera muy interesante comprender las múltiples oportunidades que pueden tomar las generaciones jóvenes actuales, para aprender a procesar la enorme cantidad de información que se tiene a mano por la facilidad de acceso que el internet nos brinda para acudir a un medio informativo o biblioteca al otro lado del mundo con apenas un click. Imagino que eso a muchos les permite, no solamente ampliar su conocimiento, sino también ir normando un criterio más enriquecido que se convertirá al tiempo en un valioso patrimonio intangible. De una u otra manera, jovenes, mayores y viejos, no dejamos de aprender cada día de nuestra vida, y seguramente se nos presentan tarde o temprano esos vertiginosos e  inesperados quiebres que el azar siempre ha tenido desde el origen. Pero ocurre que entre los seres humanos hay la tarea de compartir el conocimiento propio con los hijos y nietos, para que tanto las mujeres como los hombres lleven en su acervo personal y familiar aquello que caracteriza a una comunidad por las costumbres que se han arraigado y que van marcando diferencias por el entorno y la geografía donde se ubican.

Hoy sabemos, con mayor contundencia, que somos una especie que ha ampliado su expectativa de años de vida, pero también su fragilidad por los riesgos que enfrentamos en la lucha por la supervivencia acompañada de muchas sinrazones que se deciden y operan por otros al buscar una vida más fácil en todos los sentidos. Más años de vida nos enseñan que buscar mejores condiciones personales y familiares conllevan un gran esfuerzo largo y sostenido, siempre y cuando entendamos el sentido de la educación y la formación académica, que amplía las probabilidades de acceder a esas oportunidades que de nuevo, por azar o por destino, se nos suelen presentar.

Hay ocasiones que, aún con toda la experiencia a las espaldas, solemos acariciar el hubiera, con un análisis de pensamiento para tratar de leer capítulos que jamás fueron en el libro de nuestra historia personal. Esos pensamientos suelen ser caramelos que se desintegran en la boca a muy alta velocidad, pero nos dejan la sensación de un sabor dulce y agradable, ya que solemos acomodarlos regularmente en un final feliz.

La cruda realidad del ejercicio de nuestra vida, nos llevará irremediablemente a logros y fracasos, a triunfos y derrotas, pero todas y cada una de ellas deben pasar por el cajón del aprendizaje, para que finalmente hayan valido la pena. Ojalá y podamos estar en ese escenario de mirar las cosas con la templanza y la serenidad que nos regala el tiempo para compensar un poco el deterioro natural que tiene la edad, con la certeza mental y espiritual de sabernos vivos, en este rincón del universo y en el Querétaro Nuevo que deseamos conservar.

@GerardoProal

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