La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha ocupado titulares noticiosos, no sólo por su indiscutible importancia, sino por los intereses que se han enfrentado en torno a la renovación de su dirigencia, así como al cuestionable legado que deja su titular saliente, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien ha sido considerado como seguidor del presidente Andrés López Obrador, más que un celoso defensor de la independencia del poder judicial, como  exigía el cargo que ostentaba.

Recientemente, López Obrador sufrió un sonado revés luego de que su preferida para este puesto, la ministra Yasmín Esquivel Mossa, fue descubierta o señalada como plagiaria de su tesis profesional de licenciatura. Ante este asunto por demás vergonzoso, el tabasqueño no cesó su campaña en pro de la acusada, en el tono que ya conocemos: qué si quienes la señalan son esto o el otro, que los denunciantes han causado mucho daño al país, que “pobre abogada”- en un afán por victimizarla-, que hay una guerra contra ella, y más bla, bla; pero, eso sí, que él no tiene ninguna injerencia, rompiendo toda lógica y evidencia posibles.

Pero esta pirotecnia presidencial, llena de contradicciones y desatinos, no impidió que se conociera que la ministra en cuestión es esposa del empresario José María Riobóo, quien es conocido –según lo publicado-, como consejero y contratista del propio López Obrador.

Aun más, si ello no fuera suficiente –que al parecer lo es-, habrá que recuperar que la acusada de plagio -nominada por AMLO a la Corte-, resultó ser quien más ha favorecido los temas de la 4T, mucho más que los otros ministros.

Sin embargo, el numerito se le complicó al presidente porque su candidata llegó quemada a la elección, luego de que el escritor y académico Guillermo Sheridan destapó el caso y no hubo manera de reducirlo, descalificarlo o echarlo a la basura, a pesar de que lo intentaron desde ámbitos oficiales y oficiosos.

López Obrador dejó en claro su postura: “Yo en este caso no soy objetivo del todo porque considero que cualquier error, anomalía, cometida por la ministra Yasmín cuando fue estudiante, cuando presentó su tesis de licenciatura, es infinitamente menor al daño que han ocasionado a México Krauze y el señor que hace la denuncia, Sheridan, esos le han hecho mucho daño a México”.

En fin, este asunto aun no termina y habrá que seguir tanto los dichos como los hechos  de esta ministra abiertamente defendida por López Obrador.

Finalmente, la ministra Norma Piña fue electa como sucesora de Zaldívar, es la primera mujer como presidenta de la SCJN y es quien menos ha apoyado las votaciones a favor de los intereses presidenciales, lo cual puede representar un giro interesante frente a las presiones lopezobradoristas y su afán autoritario y antidemocrático. Sin embargo, el afán injerencista presidencial continuará.

Piña ha votado a favor de la despenalización del aborto, la llamada comunidad LGBT y el uso de la mariguana, y parece cuando menos exagerada su afirmación de  “represento a las mujeres”, apenas ser electa.

Ahora bien, este evidente fracaso presidencial representa un triunfo para la división de poderes en nuestro país, pero no garantiza necesaria y automáticamente las mejores decisiones para México.

Falta saber qué ocurre con muchos temas pendientes en torno al bien común para verificar si, en verdad, se superan las sombras que siguen caracterizando a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

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