La verdad de fondo tardará tiempo en conocerse. El Departamento de Justicia de los EU se desistió de la acción penal y la jueza, sin causa legal para continuar el proceso en contra de Salvador Cienfuegos, ordenó su libertad absoluta, desechando los cargos. Acuerdo de “buena voluntad” consistió en que las autoridades mexicanas harán la investigación penal y, en su caso, ejercitar acción penal en contra del exsecretario de la Defensa Nacional. Entregaron copia del expediente penal integrado por autoridades estadounidenses, para darle continuidad a la investigación. Lo que no aclaran, ni lo harán, es que en el expediente obran constancias que adolecen de plena nulidad, obtenidas en contra de la misma Constitución y normas jurídicas mexicanas. Pruebas nulas servían de sustento para la acusación como aquellas ilegales grabaciones que hizo la DEA.

¿Funcionó la diplomacia? Por supuesto que no. Los norteamericanos tienen como base de su sistema penal no acceder a presiones de ninguna naturaleza. Después de conocerse la detención de Salvador Cienfuegos, cuando paseaba con su familia en los EU, López Obrador enmudeció. Tuvieron que pasar 15 días para que México enviara una queja diplomática por no dar a conocer la investigación ni detención del militar de más alto grado. Lo que en sí constituyó clara afrenta para México, que desveló la falta de confianza para con el gobierno lopista. Pasaron otros 15 días y de pronto surge la orden de retirar los cargos en contra del General, bajo la jurisdicción judicial. A la jueza no le agradó y no tuvo más que decretar la libertad y ordenar el traslado a México, como lo pidió el procurador William Bar.

Se sabe que al interior de las fuerzas armadas de México se gestaba una rebelión “pacífica” en contra de Luis Cresencio Sandoval, por lo sucedido al general Cienfuegos y la pasividad de López Obrador. Se duda de la participación de Cienfuegos en asuntos de narcotráfico, acusación basada en testigos protegidos. La situación obligó a López, para que, Ebrard, al menos, mandara notas diplomáticas mostrando la molestia, más nunca pidieron la “extradición” a México y ser juzgado por tribunales mexicanos, dado que Alejandro Gertz Manero no tiene investigación alguna en contra de Cienfuegos. ¿Dejarlo en libertad? Quién apresuró a balbucear que iniciaría las investigaciones correspondientes. Llegará a México el General y no podrá ser detenido ni procesado. No existe hasta hoy, acusación en su contra.

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