Existen una serie de indicadores que permiten establecer un diagnóstico de las condiciones que guarda la educación superior, así como la ciencia, tecnología e innovación en nuestro país. En materia de educación superior las condiciones no han resultado del todo favorables, cuando observamos que la inversión en este subsistema de la educación, ha estado de decreciendo; entre 1987 y 1997, el porcentaje de gasto federal educativo para educación superior en México, bajó del  27. 8 % al 18.2 %, es decir, uno por ciento cada año, aproximadamente. También puede observarse que mientras en 1993 el gasto en educación en México, como porcentaje del Producto Interno Bruto, fue de 5.3%, iniciándose en ese año una disminución que en 1996 implicó que únicamente se dedicara el 4.8%.

En lo que atañe al gasto federal en ciencia y tecnología podría pensarse que las cosas han sido mejores, si observamos que en 1990 se ejercieron 10,608 millones de pesos y en el año 2000 el gasto fue de 22,923 millones (pesos constantes del año 2000).

Han existido etapas de tendencia creciente en los recursos dedicados a la ciencia y a la tecnología en México, ya que en 1990 se dedicó el 0.28% del PIB y en 1998 se ejercieron recursos equivalentes al 0.46%.

El gasto investigación y desarrollo en México decreció en 1999, fue del 0.41% con respecto al Producto Interno Bruto en 1999, sin embargo, Canadá ejerció en ese año 1.66% de su PIB y los Estados Unidos 2.64%; en ventaja, Suecia invirtió el 3.8% de su PIB, ocupando uno de los mejores lugares. En éste contexto la posición de México resultó escasa en la inversión en ciencia, tecnología e innovación; el reto por superar esta situación de nuestro país, así las cosas, viene de antaño y nos da una idea del gran desafío que hemos tenido por delante y no hemos podido atender cabalmente. En el año 1999, los Estados Unidos ejercieron 243,548 millones de dólares, por su parte, México invirtió 3,428 millones de dólares.

Uno de los objetivos del Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006 en México indicaba que se debería alcanzar el 1% del PIB en investigación y desarrollo en el 2006, en los hechos, no se ha avanzó, más bien por el contrario, se disminuyeron los recursos, tal es el caso del Conacyt (2004).

En materia educativa en nuestro país, el presupuesto total para educación del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para 2022 asciende a 883 929 millones de pesos, 1.9 % más de lo aprobado en 2021. No obstante este aumento marginal, el gasto educativo como proporción del PIB sigue cayendo, corresponde al 3.14 % de la riqueza nacional y es el más bajo registrado en los últimos cuatro años. Asimismo, en el PPEF 2022 la inversión para ciencia, tecnología e innovación (CTI) aumenta 5.2 % en términos reales, la propuesta de gasto viene a ser de 55 008 millones de pesos, lo que representa 0.2 % del PIB (Iván M. C. y Cedillo D.; Nexos, Sep. de 2021, PPEF 2022).

Se esperaba un esfuerzo para fortalecer a las instituciones de educación públicas del país; no obstante, en el PPEF 2022 se asignó 0.5 del PIB, no se materializó este afán, por el contrario, se acentuó el rezago y la desinversión en este sector vital. (Continuará)

Ex Rector de la UAQ 
jalfredozg@yahoo.com.mx 
zepeda@uaq.mx

Google News