Ha sido motivo de preocupación de los académicos mexicanos, del sector productivo y del gobierno, el rezago que existe en nuestro país en materia de ciencia, tecnología e innovación, la insuficiente producción científica y el escaso número de patentes que son generadas y con derechos para México, comparativamente con los logros de los países del primer mundo. Las naciones más avanzadas han sabido valorar la importancia que tiene para el crecimiento económico invertir en ciencia, tecnología e innovación, además, han establecido la infraestructura educativa para la formación del capital humano, desde el nivel básico hasta las prestigiosas universidades y centros de investigación que han contribuido, entre otras cosas, a la creación de oportunidades, movilidad social y calidad de vida. Entre los países del primer mundo, pueden mencionarse Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Japón, Reino Unido y España, que han alcanzado altos niveles de desarrollo económico y altos ingresos per cápita.

A manera de antecedente, México constituido como virreinato antes de la guerra de independencia, llegó a ocupar una posición de ventaja respecto las demás naciones del continente. En los siglos XVI, XVII y XVIII no existía gran diferencia en desarrollo científico respecto a nuestros vecinos del norte, pero a partir de la revolución industrial, hubo países que entendieron las ventajas del desarrollo científico y tecnológico, y se comprometieron en ello, este fue el caso de Estados Unidos. Asimismo, España, Noruega, Corea del Sur y otras naciones, alcanzaron en el siglo XX niveles altos de desarrollo económico y altos ingresos per cápita

En México, no sólo tuvimos conflictos bélicos internos durante el siglo XIX y en la primera parte del siglo XX, también fuimos afectados por las ambiciones de otras potencias, tal es el caso de la guerra de Estados Unidos con México, entre 1846 y 1848, por la cual se perdió la mitad del territorio. Pocos años después fuimos invadidos por las fuerzas armadas de Francia, lo cual tuvo como consecuencia, entre otras, el imperio de Maximiliano de Habsburgo. La revolución que vivió México en la primera parte del siglo veinte, fue el último de los conflictos que lastimaron a la nación. Por fin, concluida dicha guerra, nuestro país pudo, por primera vez, dedicarse de manera continua a la construcción.

Posteriormente a la revolución, las condiciones eran muy adversas, prevalecía la pobreza, un profundo rezago educativo, existían pocas escuelas; se padecía un porcentaje muy alto de analfabetismo y, por otro lado, el gobierno carecía de recursos financieros, así la tarea por emprender resultó muy difícil.

Estas circunstancias fueron muy semejantes a las que se tenían en los demás países de América Latina.

La Universidad Autónoma de Querétaro, fundada en el año de 1625 como colegio jesuita, fue afectada a lo largo de su historia por diversas decisiones y conflictos; cerrada y luego abierta en diferentes momentos, lo cual restó continuidad a su desarrollo, retraso y pérdidas de patrimonio; a pesar de los sucesos, ha logrado posicionarse como una Universidad de las mejores del país, con programas de calidad internacional. (Continuará).

Ex Rector de la UAQ 
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