Recién llegó la primavera y con ella se viste de color nuestra ciudad para deleite de quienes hemos aprendido a observar un poco más, ver esa alegría que trae consigo la renovación de las estaciones y que son propiciadas por esa afortunada inclinación de 23.5 grados que, en el ciclo anual de la rotación alrededor del sol, le permite a este planeta recibir de manera distinta los rayos solares en los hemisferios y con ello vivir las estaciones. Somos seres de ciclos inevitables, pero también de renovaciones, como plantas que mudamos de hojas en un Querétaro que tiene climas diversos y que nos hace sentir que poco a poco amplía su rango de temperatura en lo alto y bajo del termómetro meteorológico. La temporada de estiaje cambia las tonalidades de sus laderas y nosotros estamos entre las bondades y los deleites de la primavera, pero con un calor que nos avisa con descaro que nos regalará bochornos a granel. Ni hablar, a hacer frente al ciclo mismo y renovar nuestras hojas personales llenas de verde y esperanza, en un muro hecho de lo más nuestro de esta tierra. A vestirnos de verde y esperanza para seguir disfrutando y añorando la tranquilidad y armonía del nuevo Querétaro que deseamos conservar.

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