Los últimos 11 días del año recuerdan y nos ubican en las festividades de “Navidad”. Junto con ello, la costumbre de elaborar una carta de peticiones y buenos deseos que bien puede solicitarse la noche del 24 de diciembre, o la del 31. Como en pandemia es peligroso que “Santa Claus” esté recorriendo las azoteas, le envío carta con 5 peticiones-buenos deseos de interés público:

1.- Por una obediencia y convicción colectivas de reducir al máximo la movilidad en calle. Se trata del mejor antídoto hasta el momento contra el virus SARS Cov2, por encima de las narrativas mediáticas que sobrevaloran más medidas.

Necesitamos como sociedad en su conjunto, más allá del plano individual, aplicar la reducción de la movilidad y la “sana distancia”, como han insistido y anunciado las autoridades sanitarias de México y otros países del mundo. Se llama corresponsabilidad.

2.- Para que algunos gobernadores y sus autoridades de salud dejen de guiarse por cuestiones electorales (c.c.p. “Alianza Federalista”), criterios de imagen o percepción aprobatoria del “manejo de la pandemia” o un intento de aparentar ser “oposición”, al momento de tomar decisiones, estrategias o realizar declaraciones para hacer frente al virus SARS-Cov-2 entre la población que gobiernan.

Así, evitaríamos denunciar y recordar —6 meses después— frases del todavía Secretario de Salud de Querétaro, Julio César Ramírez Argüello, quien el 13 de junio expresó que en Querétaro se ocultaban cifras de la disponibilidad de camas Covid-19, para que no enviaran “pacientes” de estados (México, CDMX y otros) que las necesitaran.

Desconozco si pensaron apostarle a olvidar el asunto o mantener con bajo perfil al Secretario frente a los medios, pero acciones y declaraciones contra los derechos humanos de las personas no se olvidan, menos si van con tintes de xenofobia y en contexto de pandemia.

Además, si añadimos las tres semanas consecutivas con alza en número de contagios evidencian que Querétaro no fue ni es “ejemplo” para hacer frente al virus.

3.- Para que un sector de la comentocracia, la “opinología mediática” y comunicadores en medios que gozaron de millones de pesos vía publicidad oficial en anteriores sexenios dejen de hacer el ridículo y exhibirse. Entre su ceguera (voluntaria o involuntaria), las ganas de protagonismo, una mezcla de odio-fijación contra el Presidente, la “4T” y sus equivocaciones, han publicado y expresado información con falta de rigor periodístico, o que exhibe sus fobias por encima del dato verificable y el uso de la razón (decenas de veces).

El problema es que ya no distinguen la crítica de la pseudo “crítica”. Hablan de que consultaron o, peor, se hacen pasar por “expertos” o conocedores de un virus que científica y epidemiológicamente tiene pocos elementos contundentes hasta el cierre de 2020. De un virus contra el que no existe “receta magistral”.

Por un 2021 en el que las audiencias sigan menos a los Patanes (con mayúscula, por apellido), Sarmiento, Lozano, Leones (incluyen nombres y apellidos con sonido similar) y Suárez-Vélez, por mencionar solo algunos casos.

4.- Para que los comunicadores, caricaturistas y periodistas afines a la “4T” y a AMLO hagan un ejercicio de autocrítica y en sus contenidos mediáticos también cuestionen, evidencien y dejen constancia de los errores y las equivocaciones en el ejercicio del poder, propias del gobierno de Morena. Que traten de equilibrar sus contenidos y, como en el caso del punto 3, su ideología, filias o fobias no los exhiba ante cosas que no se pueden defender.

5.- Para que la historia ponga en su lugar a los medios y comunicadores que lucraron con la tragedia. Para que valoremos que editar un video con distintas declaraciones, al gusto de patrocinadores y sin contexto, para presentarlo en TV con estridencia no es Periodismo, solo evidencia un intento de truco político o un montaje más del autor.

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