El trabajo científico puede convertirse en un proyecto de doce meses o de toda la vida, porque nunca se alcanzan verdades acabadas.

Constantemente emergen nuevas preguntas y la persecución de respuestas es como caminar en medio de la neblina: avanzando a tientas, vislumbras un nuevo horizonte que revela un pedacito más del camino, pero deja de manifiesto que hay una nueva frontera de lo desconocido.

Justo en ese borde, donde las dudas disipadas colindan con nuevas interrogantes, se dibuja una línea sobre la cual camina el trabajo científico. Y como esta labor no es de una sola persona, es indispensable comunicar los descubrimientos. Uno de los formatos para exponerlo a la comunidad es mediante el artículo científico, el famoso paper.

Para conocer sobre el proceso de publicación de un paper entrevisté a la Doctora Adriana Elisa Espinosa Contreras, quién trabaja en el proyecto de “Capacitación para la Escritura de Manuscritos Académicos en Inglés” del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

La Doctora Espinosa describe algunos pasos cruciales, como seleccionar la revista en la que se quiere publicar para escribir el artículo bajo las reglas de ésta. Cuando el texto cumple con las expectativas formales, es revisado por el editor y luego por un comité de especialistas en el tema. Aquí, la revisión es técnica y si sale bien —lo cual sucede en un porcentaje bajo—, el artículo se acepta y continúa un proceso que puede llegar a demorarse entre tres y doce meses desde su envío.

Se puede intuir la importancia de la paciencia de los autores y del rigor de la revisión técnica, también conocida como revisión por pares.

“La revisión por pares es una parte muy importante del proceso (…) ya que los especialistas en el tema de investigación, como tienen esa expertise, evalúan con mucho cuidado todo el proceso de la investigación”, comentó la Doctora.

Y si la ciencia que se publica fue revisada por personas especializadas en el tema, ¿por qué nos encontramos información falsa en internet? No todas las revistas tienen este proceso, ya que algunas han encontrado en la necesidad de comunicar, una oportunidad de negocio, que a cambio del pago del autor ablanda el rigor, publicando casi lo que sea (Consultar colaboración previa).

Ante el potencial de generar información falsa, la Doctora Espinosa indica que “una vez que un científico se topa con un artículo, llamémosle “científico”,  no puede ser reproducible y no arroja los resultados que plantean,  se puede publicar que ese artículo no es válido y entonces se descarta por la comunidad de especialistas.”

Sin embargo, a pesar de la observación de la comunidad, el problema sigue presente para la opinión pública, pues han habido episodios en los que se genera información falsa que se vuelve viral aunque se refute su veracidad con pruebas. Por eso es indispensable criticar la información, sea verdadera o supuesta ciencia.

* Fuentes disponibles en .

@chrisantics

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