En mi columna anterior hablaba de cómo, aunque cada vez la participación de la mujer en el mercado laboral es más activa, hay muchos retos que resolver, como la desigualdad salarial o la falta de apoyos para impulsar la permanencia de ellas en la economía.

Ahora, quiero hablar de un tema que para mí es fundamental para todos y todas, pero en donde también la brecha de género nos alcanza: la salud mental.

El  10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, que este año lleva como lema: “Que la salud mental de todos sea una prioridad mundial”.

Y cómo no abordarlo de esa manera, en un contexto en el que existen más de mil millones de personas en el mundo con un trastorno psicológico, y se prevé que para el 2030 la salud mental sea la principal causa de discapacidad a nivel global. Tan sólo en México los trastornos de este padecimiento aumentaron entre 20 y 30% tras la pandemia por Covid-19, y se agudizaron problemas como la depresión, ansiedad y desórdenes obsesivo-compulsivos.

Pero si bien la pandemia sigue pasando factura a los colaboradores en cuanto al tema de salud mental, el impacto más fuerte ha sido entre las mujeres, ya que de acuerdo con el informe Mujeres en el lugar de trabajo 2021, realizado por la consultora McKinsey, el 42% de las encuestadas señala sufrir de burnout, frente al 35% de los hombres.

Para dejar claro el concepto, la Organización Mundial de la Salud ha definido al burnout como el “resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito”. Cabe resaltar que este padecimiento ingresó oficialmente en enero de este año a la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la OMS.

Y en efecto, el Covid-19 también ha incrementado la brecha del agotamiento. Durante  2020,   32% de las mujeres dijeron sentirse con burnout, en comparación con el 28% de los hombres, es decir una diferencia de 4 puntos porcentuales, mientras que en el 2021 la diferencia es de 7 puntos porcentuales.

Otro dato relevante que muestra la brecha de género, también en este ámbito, es el de las mujeres líderes senior, quienes registran niveles más altos que los hombres en la misma posición. De esta manera, mientras que  50% de las mujeres responsables de dirigir equipos dijeron tener burnout, el 32% estrés crónico, y el 42 % estar exhaustas; el 38% de los hombres en las mismas posiciones registran burnout, el 24% estrés crónico y el 34% advierte estar exhausto.

Ante esto, el informe de McKinsey señala también que una de cada tres mujeres ha considerado dejar la fuerza laboral o cambiar su empleo, para reducir su actividad.

Regina Athié, Ceo de Cuéntame, startup mexicana que impulsa la salud mental de los colaboradores en Latinoamérica, me compartía lo indispensable que resulta  que las empresas atiendan y tomen acciones ante el burnout, también llamada ‘la pandemia silenciosa’. “La salud mental debe atenderse todos los días, y es un pilar clave para tener colaboradores y organizaciones saludables, esto debe ser prioritario”, señala. Cuéntame, por cierto,  cerró una ronda de inversión pre-seed por $1.3M de dólares, lo que le permitirá fortalecer su expansión.

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