En 2017, cuando el grueso del PRD saltaba a Morena, quedó la duda de si continuaría la agenda de libertades de conciencia y derechos de las mujeres, pues si bien Morena se presenta como progresista, su fundador y líder nato no precisamente lo es, quizá por su visión evangélica (contraria por definición a tales libertades). Cierto que se ha avanzado en algunos temas, pese a todo, pero hay otros en los que AMLO muestra gran indiferencia, como la agenda de las mujeres y su combate a la violencia de género. Presume de tener mujeres en la mitad de su gabinete, pero eso es algo simólico frente a la escasez de acciones reales a favor de la causa. El año pasado, al preguntársele su opinión sobre las protestas de las mujeres ante la violencia de género, se molestó por desviar con eso temas más importantes como la rifa del avión presidencial. Eso reflejó su falta de total empatía hacia las mujeres.

Por otra parte, la detención de Mario Marín, exgobernador de Puebla, por la violación de derechos de la activista Lydia Cacho hace catorce años, es un acto de justicia que es bienvenido. Pero le pegó indirectamente a quien dentro del gabinete de AMLO pretende abanderar la causa de las mujeres:la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero. Siendo ministra de la Suprema Corte votó contra un fallo para aplicar juicio político a Marín, minimizando, con otros ministros, la violación de los derechos de Lydia (algo así como un layinesco “violaron sus derechos, pero poquito”). Lydia Cacho recordó que Sánchez Cordero “fue parte de una complicidad desde la Suprema Corte que impidió que casos similares fueran llevados ante la justicia y se convirtieran en precedentes jurídicos para México”. Ese hecho era muy poco conocido, por lo cual ahora que se ha divulgado, su presunta bandera feminista cayó en absoluto descrédito.

Finalmente, el escaso (o nulo) compromiso de AMLO con los derechos de las mujeres y contra la violencia de género se refleja en la postulación de Félix Salgado Macedonio como candidato a Guerrero. Surgieron acusaciones poco conocidas de violación a diversas mujeres. Importa pues el poder (y probablemente el pago de favores) más que los derechos de las mujeres. Muchas de ellas, militantes de Morena pero congruentes con sus principios, han protestado mientras que sus correligionarios varones, políticos y voceros (salvo excepciones) hacen maromas espectaculares para justificar dicha candidatura, o bien se voltean a otro lado. El partido y el Líder Supremo por encima de los derechos de las mujeres, como todo un partido conservador y en absoluto como uno progresista.

Profesor afiliado del CIDE. @JACrespo1

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