El tema central de la ciudadanía queretana se reduce al tráfico abrumador, atípico y sofocante que desde hace un par de semanas vivimos aquellas personas que tenemos la necesidad de salir de nuestros hogares para cumplir con nuestras responsabilidades académicas, laborales y familiares. Mientras algunos representantes populares pertenecientes al Partido Acción Nacional gastan recursos públicos para promocionar la magna obra de 5 de Febrero y la supuesta actitud valiente del gobernador por tener la voluntad de emprender este proyecto, que con franqueza, ha llevado al desquicio de un municipio que ha crecido de manera irresponsable y desordenada, siempre a la conveniencia de los grandes desarrolladores inmobiliarios que han visto en nuestro estado una tierra fértil para hacer crecer su fortuna personal a través de la venta de viviendas de mala calidad, con nulo sentido de las normas de movilidad y de las políticas del buen vivir.

Hoy Querétaro vive hundido en el desorden absoluto, ninguna vialidad es opción para que el tránsito fluya. Basta hacer una pequeña pausa entre el mar de automóviles para observar el rostro de las personas que se encuentran presas en su vehículo, intentando avanzar con la desesperación en la espalda, con la preocupación de que la demora es inevitable y que lo planeado simple y sencillamente está destinado al fracaso. Parece ser que todo esto es ajeno a quienes gozan quincenalmente del recurso público por ostentar un cargo en la administración pública o de representación popular, porque aunque nos pese hay que reconocer que hoy en Querétaro contamos con los dedos de una mano a los funcionarios que han alzado la voz ante la trágica situación que vivimos hoy en la capital.

Mi pregunta es concreta: ¿La memoria ciudadana tendrá vigencia en 2024? Lanzo esta interrogante porque estoy convencido que el sentir popular en la actualidad reprueba la realidad que vivimos en la Zona Metropolitana, misma que prácticamente está en obra gris en sus arterias principales. Pensar que lo que estamos viviendo es un efecto colateral de una acción de la administración estatal que nos va a beneficiar a largo plazo, es comprar de una manera económica la versión oficial, la realidad es que el renovar 5 de Febrero no va a mejorar la calidad de vida de los queretanos, la óptica gubernamental de apostarle a la obra pública vehicular está más cercana a la discrecionalidad entre la partes involucradas que a realmente dignificar la vida de la ciudadanía.

Si los que hoy nos gobiernan hubieran llegado mediante el voto obtenido a través de recolectar el sentir popular, se darían cuenta de que el problema de movilidad en nuestra entidad se puede resolver solamente si existe una inversión responsable e inteligente en transporte público eficiente, con un trazado de rutas que atienda las necesidades de las zonas con mayor densidad poblacional, con unidades adquiridas a un precio justo y de calidad, de capacidades mayores a las que hoy en día se tienen, consultando a las y los usuarios que todos los días hacen uso de la red de transporte.

Solo así llegaría una solución a un problema que día con día lleva al caos absoluto a una ciudad que pide ser rescatada de las decisiones del grupo de poder que está al frente de Querétaro.

Tiempo al tiempo. El 2024 castigará a aquellos que con indolencia deciden sin tomar en cuenta al pueblo queretano.

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