Cada año que termina representa el cierre de un ciclo que, como todos, involucra cosas buenas y cosas malas; retos superados y objetivos pendientes. Este 2020 se fue, dejando una estela de situaciones y experiencias que, seguramente, la mayoría de las personas catalogan como “negativas” porque, por desgracia, a muchos nos afectó en lo más valioso: la salud y la vida de seres queridos y amistades.

Sin duda, poco se puede agregar en cuanto al dolor e impotencia que significa lo irreparable de las pérdidas humanas o, incluso, respecto a la pérdida de patrimonios que sufrieron el embate de una crisis que, aunque previsible tras el avance de la pandemia en el mundo, fue muy dañina, sobre todo en entidades como Querétaro, en donde vivíamos una situación económica delicada desde antes de la aparición del virus en el planeta y de su llegada a nuestro país.

Sin embargo, es preciso rescatar que el año que finalizó dejó también, como todo ciclo, un cúmulo de experiencias positivas, obtenidas, en muchos casos, de la propia situación que derivó en lo que hoy estamos viviendo y aceptando como la “nueva normalidad”.

Así, podemos asegurar que la necesidad de comunicarnos, de trabajar, de activar la economía y, por supuesto, de mantener nuestros lazos afectivos y familiares, nos llevó a estructurar nuevas formas de permanecer cercanos, a pesar de la distancia física; nos motivó a actualizarnos en temas tecnológicos, a investigar e invertir tiempo y dedicación a aprender los “cómo” para mantener los “porqués” de nuestra vida cotidiana.

En ese sentido, el 2020 dejó tras de sí diversas cosas muy buenas, cosas destacadas para bien que, en lo personal, resumo en la posibilidad de conocer, convivir y recibir el apoyo incondicional y constante de muchísima gente, de Querétaro y otras latitudes, que se sumaron a las propuestas que, desde la actividad política que orgullosamente desarrollamos, hicimos, y que hoy, les reitero a todos, seguiremos impulsando, de forma congruente y decidida, para reforzar lo logrado y construir la base del futuro anhelado que ya ha iniciado.

El 2021 es, por ello, un año de consolidación, de unidad y, por supuesto, de transformación. Es el año en el que se construye el nuevo destino de Querétaro, uno que, por fuerza, deberá ser mejor porque cuenta con la colaboración de miles de personas que quieren convertir su esperanza de tener una mejor vida, en realidades tangibles para sus familias.

Seamos entonces los constructores de este cambio integral, de esta transformación, de este futuro que ya ha iniciado y que nos motiva a seguir adelante porque, seguramente, lo que viene después será mucho mejor y estará al alcance de nuestras hijas e hijos y de quienes vengan después de ellos.

Hoy es tiempo de sumar, de convocar a toda la gente a participar de este trabajo y de este proyecto transformador que busca no dejar a nadie atrás, que quiere resarcir los daños y agravios cometidos durante décadas y que entiende que, trabajando con metas definidas y una visión clara, es posible lograr cualquier objetivo, superar cualquier reto y llegar a todas las metas.

Por eso, damos la bienvenida al nuevo año con todas las ganas, con miras amplias y la decisión intacta de seguir transformando a Querétaro y a México.

¡Bienvenido 2021!

¡Bienvenido el futuro!

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