Belisario Domínguez y Alberto Baillères
“La honestidad es la mejor política”. Benjamin Franklin
“El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso nacional mexicano, y la patria espera que la honraréis ante el mundo evitándole la vergüenza de tener por primer mandatario a un traidor y asesino”. Así concluyó su discurso el senador Belisario Domínguez; fueron las últimas palabras que redactó el 23 de septiembre de 1913. Un discurso lapidario contra el régimen usurpador de Victoriano Huerta; un discurso en el que lo acusó de emplear “únicamente la muerte y exterminio para todos los hombres, familias y pueblos que no simpaticen con su gobierno”; un discurso que sería su sentencia de muerte. Quince días después, poco antes de la media noche del 7 de octubre de 1913, dos hombres se presentaron en la habitación del Hotel Jardín donde se hospedaba. Eran los matones de Victoriano Huerta que iban por el senador, que después de su brutal asesinato sería el mártir de la resistencia al artero golpe de Estado trazado desde la embajada norteamericana.
Bernardo Bátiz nos dice que la hazaña, el sacrificio, son actos ejemplares de dignidad ciudadana y de valor civil; una lección para los mexicanos de entonces y para nosotros hoy, en especial para los legisladores, la conducta del senador chiapaneco. ¿Qué debe hacer una persona con un cargo de representación nacional frente al gobernante que llega al poder mediante la traición y gobierna fundado en la fuerza, en la mentira y el desprecio a los gobernados? La lección es clara: hoy, ante el gran atropello a la dignidad de la nación, a su economía, a la soberanía de México, cuando los legisladores de nuestro tiempo deben votar, es primordial y congruente volver los ojos a la figura de Belisario Domínguez. ¿Qué podemos esperar de estos legisladores de hoy? ¿Se comportarán como el médico patriota y valiente enfrentando al tirano, o serán como el testaferro servil y traidor que lo asesinó? El héroe de esta historia se jugó la vida; los congresistas de nuestros días, que a lo sumo se juegan el cargo o sus ventajas materiales, ¿qué harán?
Los legisladores de nuestros días, que exaltan a Belisario Domínguez otorgando una medalla con su nombre, se espera sigan su ejemplo y salven su propia dignidad y la del Congreso del que forman parte. Pero no fue así ya que el fuerte reclamo social en la entrega de la presea con el nombre del mártir se centró en las diferencias entre Belisario Domínguez Palencia y el multimillonario Alberto Baillères González. Para los opositores, el PRI premió al dueño del Palacio de Hierro y al modelo económico neoliberal que, durante las últimas tres décadas, ha llevado al país a niveles de pobreza y desigualdad sin precedentes en su historia. El PRI de la mano del PAN, devaluaron el significado del galardón y lo redujeron a una caricatura, debido a las presiones del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y al grupo de políticos, ahora poderosos empresarios, casi todos ellos afectos al gobierno de Carlos Salinas de Gortari y graduados del ITAM, institución fundada por Baillères. ¿No saben los senadores que entre 2010 y 2014 fallecieron más de 25 obreros en las empresas del Grupo Peñoles establecidas en diversas partes del país, según datos del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros? Además de los efectos contaminantes que son solapados por los gobiernos estatales y federal. Y que Alberto Baillères ha recibido en concesión 2 millones 261 mil 196 hectáreas para su Grupo Peñoles. ¿No es éste un terrateniente? ¿Que no pagó impuestos al Estado durante la transacción de compra de la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma por Heineken, los cuales ascendían a mil 700 millones de pesos? ¿No es eso corrupción? ¿Que ofrece condiciones de trabajo en el Palacio de Hierro a los trabajadores con sueldos mínimos y trabajan 10 horas diarias durante 6 días? Si le preocupa el bienestar de la comunidad ¿por qué no ofrece mejores condiciones de vida, empleo y salud a sus empleados de Palacio de Hierro o a los mineros de Industrias Peñoles? ¿Estas son sus ofertas de trabajo para el México del futuro que ofrece el señor Baillères?
La historia recuerda al ciudadano pleno de dignidad, al médico de pueblo, altivo, consciente de su deber; rememora al que exigió el derrocamiento del tirano, y que, con espíritu democrático profundo, pidió a sus colegas senadores que asumieran a plenitud sus facultades como representantes de la nación, que tuvieran valor civil y decretaran la deposición del cargo del presidente asesino. En este reclamo está la diferencia entre éstos nombres.
Consejero electoral del [email protected]