A cuatro años de la llegada a la Presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador, el balance de su gobierno se sitúa en el terreno de los dilemas. Aunque es poco tiempo para lograr una transformación como la había imaginado, los más de 30 millones de ciudadanos que votaron por él necesitan conocer los resultados para saber que su elección fue la correcta. Del mismo modo que los adversarios tienen interés de mostrar las metas no cumplidas para sostener su discurso opositor.

Curiosamente, seguidores y opositores del presidente coinciden en un punto de vista: las elecciones de 2018 significaron un parteaguas para México. Ambas visiones asumen que todo cambió, para bien o para mal, según el lugar desde donde se mire.

El balance del 4º Informe de Gobierno se ubica en este contexto. Tres aspectos políticos y económicos destacan en este periodo: estabilidad macroeconómica, clima de inversión, e inclusión instrumentada mediante la política social.

Indudablemente, la estabilidad macroeconómica es el logro más exitoso del actual gobierno, así como el manejo económico de la coyuntura. El subsidio a combustibles funcionó para frenar la inflación. El problema es que se trata de una mejora transitoria y no de un cambio estructural. Otro éxito es el tipo de cambio apreciado y el funcionamiento de la economía abierta.

Con respecto a la inversión se logró restablecer el tratado de libre comercio (T-MEC) con EEUU y Canadá, lo que permite ampliar el horizonte a la inversión privada. Asimismo, los datos presentados muestran que hay un crecimiento de la inversión directa. Por el contrario, existe poca inversión fija bruta de capital, toda vez que es ahuyentada por el apoyo preferencial que el gobierno ofrece a las inversiones directas, como sucede en el caso particular de las obras asignadas a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Marina.

En lo que se refiere a la inclusión se vislumbran claroscuros. Por ejemplo, el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, acrecentó las posibilidades de empleo en esta población, pero no se cuenta con información precisa para evaluar cuál ha sido su impacto real. Las becas a la educación también son positivas. No obstante, el grado de informalidad del trabajo continúa. Tendrían que establecerse mecanismos confiables para conocer los resultados de los programas sociales.

Durante estos cuatro años, la política de López Obrador estuvo marcada por acciones a corto plazo, debido a la respuesta inmediata que fue necesario ofrecer frente a la pandemia y la guerra de Ucrania-Rusia. La resolución de urgencias obligó al gobierno de la 4T a resolver graves problemas coyunturales limitando el logro de las metas establecidas al inicio del sexenio.

Paradójicamente, esta situación fortaleció la ruptura y el cambio transicional con el pasado y situó a México como protagonista en el radar internacional.
 
Por último, en lo que respecta a los cambios vinculados a la lucha contra la corrupción-impunidad y la inseguridad, aunque presentan avances, dependerán de la continuidad [o fractura] del proyecto de la 4T de quien tome el relevo a partir de 2024.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

Google News