Durante años el hoy Presidente electo mostró un rostro de populista cuyas propuestas de gobierno rayaron en los años 60, pero también actuó como progresista en algunos temas cuando fue jefe de Gobierno en el DF. Se dice de izquierda y lo confirma con muchas de sus propuestas, ayudar con políticas públicas a los que menos tienen. Y se confrontó con empresarios, a los que llegó a calificar de rapaces, traidores a la patria. Pero en campaña se rodeó de todo tránsfuga de cualquier partido, desde panistas hasta el Señor de las ligas, René Bejarano.

Una vez que ha ratificado a los integrantes de su “gabinete”, salvo el cambio de Marcelo Ebrard, los demás son confirmados y ya trabajan en la implementación de lo que serán sus acciones en cada área de responsabilidad. Andrés Manuel López Obrador dio autorización a su equipo de trabajo para que incluso dé entrevistas a los medios de comunicación, lo que ha permitido conocer que varias propuestas de campaña no irán tal como las prometió el candidato ganador. Una de ellas son los incrementos a las gasolinas, los “gasolinazos”: ofreció que no habría aumento en los energéticos, pero ya no se les calificará así: en su gobierno serán “aumentos nominativos”. Se incrementarán los precios acorde con la inflación, lo dijo Urzúa y lo confirmó López Obrador. Confirmó que hasta dentro de 3 años se podrá cumplir con algunas de sus propuestas. Y como éstas en materia económica hay más. Lo que sí cumplirá de inmediato, y ordenó se consigne en el presupuesto para el 2019, es pagar a los que votaron por él, darles becas a los ninis; asimismo, incrementos de pensión a los adultos mayores y discapacitados. Ello se cumplirá con el apoyo de los empresarios. Serán 100 mil 500 millones de pesos; el presupuesto de más de 5 billones aguanta eso y más.

Olga Sánchez Cordero, quien ya funge como secretaria de Gobernación, anda en campaña ofreciendo a jueces lo que no le corresponde, como darles un presupuesto fijo al Poder Judicial para que no anden mendingando los recursos. ¿Por qué ofrece lo que no puede cumplir? Ésa es facultad de los legisladores. Olga es constitucionalista, jubilada en retiro por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y además gana muchísimo más que el Presidente: sus emolumentos rayan en los 500 mil pesos mensuales, y Andrés Manuel ofrece que nadie ganará más que él. Luego se mete en el campo de los notarios públicos, cuando este asunto es de la competencia de las legislaturas de los Estados. También promoverá la legalización de algunos estupefacientes. ¡Otra más de la ministra en retiro! El secretario de Seguridad Pública, priísta de hueso colorado, ex empleado de Vicente Fox, Alfonso Durazo Montaño, de profesión politólogo, sin experiencia alguna en ese ámbito, ya habla de cambios en las estrategias. ¿Quién y qué les sugieren? La seguridad pública, un rubro ajeno a la política, en manos de un politólogo.

Germán Martínez Cázares, ex dirigente nacional del PAN, de convicción recalcitrante empresarial, se hará cargo de la institución social más importante de protección a la salud de los trabajadores de México; dirían algunos, “la iglesia en manos de Lutero”. En esta institución se requiere a personas con sensibilidad social que procuren el beneficio de los derechohabientes: la protección a la salud. ¿Cómo un director proclive defensor de los empresarios? Pero el Presidente puede eso y más. Otra equivocación que estuvo a punto de cometer López Obrador: con la “propuesta” del titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pensó en Alejandro Solalinde, quien en forma sensata no aceptó ser propuesto. Un sacerdote en activo sin conocimientos de derecho al frente de esa prestigiada institución. La designación a priori de los nuevos virreyes en todos los Estados serán sus representantes y posibles supervisores y gestores de recursos públicos. No existe normatividad para ello; se ignora, por lo tanto, cuáles serán sus atribuciones. No se ve hasta hoy un rostro definido que permita conocer cuál será el verdadero perfil de su gobierno.

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