Ante las dificultades que se presentan en el país, deseando que sean transitorias, pero podrían agravarse, como la llegada repentina de una enfermedad altamente contagiosa, un magnicidio, una crisis económica, un terremoto, una explosión de una refinería o ductos en medio de una ciudad. ¿Cómo reaccionaría el gobierno federal?

Hay un cierto tipo de incompetencia para llevar a cabo una política, que podría ser llamada ‘incompetencia hubrística’, cuando las cosas van mal por la excesiva confianza de un líder en sí mismo, que hace que no se preocupe con los detalles de una política.

El Síndrome de Hubris, que es la “desproporcionada preocupación con su imagen y presentación”. Es una forma mesiánica de hablar acerca de la forma como están haciendo las cosas, y una tendencia a exaltarlas en el discurso, identificándose a sí mismos con la nación, al grado de considerar su perspectiva y los intereses de los dos, idénticos.

Ante este escenario, la ciudadanía no tiene representación; no tiene voz, en algún momento esta tarea correspondió a los partidos políticos, que surgieron para organizar a la ciudadanía en torno a una idea política y/o a una propuesta de gobierno. Sin embargo, todos los partidos no cumplieron con su objetivo, las ideologías que los soportan son desconocidas y en desuso, hay ausencia de valores éticos, de construcción de comunidad y formas antidemocráticas de organización.

La forma en que está participando la sociedad es un fiel reflejo de la negligencia de los institutos políticos.

La sociedad se manifiesta en marchas realizadas en prácticamente toda la República, pero no cuenta con representación o dirección para encausar su incomodidad, inconformidad o impotencia ante los graves problemas que está enfrentando nuestro país, en temas como los feminicidios, el empleo, crisis de salud, educación y nepotismo.

Libertades disminuidas o canceladas, cuerpo de seguridad ofendidos, incluyendo el ejército, burlados, indignados, organizaciones delincuenciales sin límites, la discrecionalidad en el ejercicio del poder como hace 50 años; otorgamientos de contratos de bienes, servicios y obras, mediante asignación directa.

El populismo en su mayor expresión, sustentado en cinismo a ultranza con liderazgos nacionales del sector económico, empresarios y concesionarios de algunos medios de comunicación, amedrentados y atemorizados al ser obligados a despedir a comunicadores o periodistas que expresaban puntos de vista diferentes al del presidente.

Ante la falta de partidos de oposición que defiendan este estado de preocupación, molestia, inconformidad, temor o miedo al futuro, la pregunta, en todas las reuniones familiares, sociales, escuelas, trabajo, deportivas, campesinos, obreros, comerciantes, entre otros: ¿Cómo impedir que sea la voluntad de una sola persona la que decida por todo el país? ¿Qué debemos hacer?

Esta falta de interés en los institutos políticos se refleja en los resultados de la revisión de padrones que realizó el INE, más de 10 millones 600 mil cancelaciones de registros, las fuerzas políticas tenían 13 millones 549 mil 895 militantes y terminaron el 31 de enero con 4 millones 289 mil 470.

¿Qué hacer? Estructurar todas estas ideas que manifiesta la sociedad en los distintos ámbitos: estudiantiles, asociaciones de profesionistas, padres de familia, amas de casa, además de las señaladas en párrafos anteriores. Reuniones que se dan todos los días sin convocatoria previa ni liderazgos. El reto es darle secuencia (cronológica o temática) y tratar de ir construyendo la respuesta con estas opiniones que van en crecimiento.

Los valores nos permiten interactuar dentro de la sociedad a partir del respeto mutuo, con responsabilidad y libertad. Al no tener valores compartidos, nuestra libertad se acota y desaparece el respeto, regresándonos al mundo de Hobbes y la ley del más fuerte.

Expresidente municipal de Querétaro y ex legislador federal y local. @Chucho_RH

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