Es mejor y se anticipó, tener un técnico mexicano a un extranjero y más si se trata de un argentino.

No es posible que vendan tan fácilmente la tricolor, la nuestra, la que nos duele, menos a ellos.

Hoy México inició sin un centro delantero o un 9 natural, Funes Mori, Henry Martín y Raúl Jiménez, borrando raya trasera, sólo de espectadores, ¿quién la mete? No hay quién, y eso da pauta a que, a pesar de que los verdes dominaron el primer tiempo, su ataque fue chato, sólo inquietó un tiro libre de Alexis Vega y nada más, los rivales, inteligentes pero precavidos no querían otra sorpresa como la árabe, ahorraron energías para que en la segunda mitad, quemados los mexicanos físicamente y con un Messi viejito pero inteligente, ganar tácticamente la partida.

Martino es el principal culpable de esta dolorosa derrota mexicana, él es argentino y como tal se debe a su patria y a los tricolores que se los lleve pifas, mandó a su ejército a ser presa fácil de una emboscada, los mandó a la guerra sin fusil y cuando quiso recomponer, no hubo cohesión al frente mientras los chefs enteros, se comieron sin problema a un once con las piernas arrastrando en el césped.

Goles de Messi y Enzo Fernández precisamente en el segundo tiempo, una hora y más de juego, dieron al traste con las buenas intenciones de los jugadores que sólo obedecen órdenes de su “Tata” y la caída la tienen que apechugar.

Tal vez no todo esté perdido, pero últimos de grupo con un miserable punto, da pena... Pero qué tal la millonada que gana Martino y su gente, pero bueno, los directivos mexicanos se pasan de tontos o a lo mejor no, porque todo va en pro de sus propios intereses.

No queda más que jugársela contra Arabia y esperar que Polonia haga el favor y venza a la sencilla Argentina el próximo miércoles.

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