No es difícil saber que la historia de México bien puede ser narrada por el pincel de los grandes maestros que existen por todo el mundo. Y México es un gran ejemplo que lo demuestra.

Desde la época precolombina, los artistas han dado fe de la celebración, la vida, la gloria y los desastres que han escrito la historia. Los artistas viven, miran, sienten y preservan en sus trabajos la línea del tiempo, vista desde el ángulo de la narración hermosa de glorias y desastres.

Podríamos hacer, si quisiéramos, una especie de almanaque de “Arte de Temporal” que narraría la historia, el sentir, la pérdida y los grandes valores que dicen cómo sucede la vida en todas partes del país que habitamos.

Las fiestas más representadas son las religiosas que narran la idea que se tiene de Dios con todo su mundo y las historias que casi siempre, cuentan glorias, conquistas y muy pocas veces, las derrotas y las pérdidas de los sucesos épicos de cada país y cada rincón, donde los humanos somos especialistas en el golpe recibido o la victoria sobre el enemigo.

En México, nada más retratado por los artistas que el inicio de la cristiandad, según se ha contado en la pretensión de narrar desde los principios del mundo hasta hoy. Y por otro lado, la historia de México, para nosotros claro está, como un hecho fundamental que nos permite la celebración de la libertad arrebatada a los españoles en el siglo XIX, con imágenes icónicas del Padre Hidalgo, de la metáfora múltiple de la libertad, los próceres, mártires y las mejores firmas para aseverar sus interpretaciones de los hechos suscitados desde 1810 en el pueblo de Dolores Hidalgo.

Arte que narra  la historia patria
Arte que narra la historia patria

Este país, sin duda, es semillero de artistas y, sobre todo los muy mexicanistas han plasmado ese proceso de liberación del yugo hispano durante poco más de 200 años, abordando el tema magistralmente y con una imaginación prodigiosa para plasmar los hechos con posibilidades para interpretarlos desde el México analfabeto hasta hoy con todos los adelantos que tenemos.

De los artistas destacados, es obligado mencionar a José Clemente Orozco que entre las más trascendentales obras del muralismo coloca al gran Miguel Hidalgo, antorcha en mano, con gesto de libertad y la pasión de aquella fuerza, descrito con detalle en la bóveda de más de 4000 metros cuadrados de pintura mural que cubren la magna escalera del Palacio de Gobierno en Guadalajara, Jalisco, por haber sido el cura Hidalgo quien inició la lucha desde ese edificio hasta llegar a Dolores, Guanajuato, para dar el grito que marcó el inicio de la lucha independiente de México.

Arte que narra  la historia patria
Arte que narra la historia patria

El Palacio Nacional de la Ciudad de México es una de las sedes del muralismo mexicano que más escenas de la vida nacional nos muestra. Las intervenciones de Diego Rivera acaparan la atención, con una técnica muy depurada, en la que pone al mural a dialogar con el observador que mide visualmente las distancias y perspectivas, que regulan esas vistas, narrativas de innumerables eventos nacionales.

Es de hacer notar, en esta fecha, el muro lateral del lado Norte de la escalera principal, donde se resume la historia de México hasta la Independencia, con imágenes muy destacadas, como su versión del águila de la fundación de la Gran Tenochtitlan, diversos gobernantes y Emiliano Zapata en su condición de gran defensor del suelo nacional y las diversas clases sociales que desde entonces se reconocieron. Es muy relevante el grupo de indígenas con carrilleras y el hábito de los monjes que destacan por las áreas de blanco mate que atraen la atención de quienes miran y reciben la espalda de los personajes con la quietud de tantos otros héroes de la Independencia, con la Corregidora entre ellos.

Arte que narra  la historia patria
Arte que narra la historia patria

Allí está también otro fragmento que habla específicamente del Grito de Dolores, que se adereza en el entorno con otros protagonistas como Allende y Morelos, con lucimiento del estandarte de la Virgen de Guadalupe en manos del cura Hidalgo. Todo esto sin abordar los pasajes extraordinarios que conforman nuestra historia y que ahí son elementos protagónicos.

David Alfaro Siqueiros es el autor de otro mural libertario de 1944, colocado en el interior del Palacio de Bellas Artes en honor del México por la democracia y la independencia y de la independencia de Francia, que se distingue por el gorro frigio que lleva uno de los personajes de segunda importancia. La imagen principal es un ser fuerte de rasgos andróginos que rompe las cadenas, con una gran energía y fuerza visual, justo al centro de un espacio pictórico que se desborda del marco rebasado, que permite el deleite de la obra.

La riqueza mural de México es casi inagotable, llena de fuerza, de valores múltiples, de belleza y de evocaciones de la libertad que tanto se festeja. Y si de arte se trata, claro que podemos pregonar que ¡Viva México!, ojalá, por mucho tiempo.

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