Entre las aves hay ejemplares que resultan particularmente simpáticos, especialmente lo son cuando se tiene la oportunidad de conocerlos en la plenitud de su libertad. Hay uno que al verlo volar en los claros, la espesura de la selva y en los bordes de ríos tropicales en la zona sur de nuestro continente americano, donde habita en los países de Brasil, Bolivia y Paraguay, es una experiencia llena de emoción al llenarse de color, tanto la vista como el oído. Más aún cuando deciden bajar, perder el temor y andar cerca de ti en el suelo, buscando semillas o algún otro alimento mientras se desplazan andando con la gracia única que les da el color de su plumaje y de su expresión. Hablo del Arara azul o guacamayo Jacinto.

Esta ave es muy codiciada tanto por su plumaje como por su belleza, que espera afanosamente superar ese propósito de algunos hombres de comercializarla y utilizar su plumaje, lo que la convierte en una especie particularmente vulnerable. Por circunstancias, me ha tocado ver varias de ellas en lugares lejanos a su hábitat natural y lo manifiestan con un mayor silencio cuando se expresan ante la presencia humana.

Al disfrutar de la libertad, su personalidad queda manifiesta y se reúnen en grandes árboles que parecieran repletos de tan azules y ruidosos frutos emplumados, rindiendo con ello un homenaje a la madre naturaleza.

Recordar esos pocos días que tuve la oportunidad de estar cerca de estos ejemplares, en una región donde se les protege de la mano de quienes les hacen daño, me invade mucha nostalgia al pensar en aquella libertad nuestra que también se ha visto dañada por la pandemia y otros males, impidiéndonos hoy, manifestarnos con algarabía y disfrutar de la vida con esa plenitud de ser verdaderamente libres.

Aquí les dejo una fotografía de este Jacinto que alimenta la esperanza de caminar de nuevo y movernos plenamente con aquella libertad,  con el desenfado, la alegría y la felicidad de saber que también, cuando lo deseemos, podremos volar de nuevo para hacer realidad los sueños hoy guardados, en la lejanías del sur y en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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