Un suceso común en el ámbito político de nuestro país posterior a los comicios electorales, es el diseño de una reforma electoral para subsanar vacíos o perfeccionar aspectos en aras de contar con elecciones más equitativas. En la LXV legislatura federal, son varios aspectos los que debiese contener una reforma política que contribuya a dar mayor certeza a los ciudadanos y a las fuerzas políticas participantes, me permito enunciar solo algunos.

La reducción del tamaño del congreso es una súplica que durante el presente siglo se ha venido replicando cada vez con más fuerza. Sobre este aspecto considero importante la eliminación de al menos 200 diputados federales, 100  por el principio de representación proporcional y 100 por el principio de mayoría relativa, de este modo tendríamos una cámara similar a la que existió en 1975 pero con pluralidad política, pues la reducción debiese ir aparejada de una redistritación tanto en los distritos uninominales como en las circunscripciones plurinominales a efecto de hacerlas más grades, y de este modo, no perder la esencia de la representación poblacional por un lado, y preservar la representación de minorías por otro.

Asimismo, la reforma política debiese también considerar la eliminación de una vez por todas de los 32 escaños de lista nacional en el senado de la república, debido a que la cámara alta no obedece a una representación poblacional, sino de las entidades federativas, mismas que están debidamente representadas por la fórmula ganadora, así como por la primera minoría.

El segundo aspecto a considerar es la reducción del financiamiento público a los partidos políticos, en razón de que la irritación social es profunda al percibir como estas entidades de interés público año con año reciben recursos del erario sin tener una permeabilidad social mas que en años electorales. No sigamos metiendo dinero bueno a malas inversiones, total, desde hace tiempo ya hay dinero malo metido, reforcemos la fiscalización y hagamos efectiva la pérdida del registro y candidaturas en caso de inobservancia.

Tercer aspecto a considerar, la segunda vuelta electoral, sigue siendo una idea que debemos pensar como país no solo para el ejecutivo federal, sino también para las entidades federativas, pues los márgenes de victoria entre el primer y segundo lugar han sido o muy estrechos o muy amplios, lo cual ha dejado muchos inconformes.

Finalmente, no considero conveniente en este momento una reforma al poder judicial con el objeto de reestructurar la integración del Tribunal Electoral, más bien se debería idear una forma de introducir un sistema profesional de carrera que evite que los magistrados atiendan a los intereses de las fuerzas políticas que los propusieron.

Twitter: @carlosfcps / Facebook: Carlos Velázquez

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