Humillado el oficio de ser maestro de educación básica en nuestro país y enfrentado a una ofensiva sin parangón por diversos actores políticos y económicos, poderosos para denigrarlo y deshonrar el papel de educador es la escena perversa que se desarrolló durante la administración de Enrique Peña Nieto para atribuirle al maestro de todos los males que sufre nuestra educación.

No más lejos de la realidad. Los poderes empresariales interesados en convertir a la Educación en una Industria usaron todo tipo de instrumentos para, junto con el apoyo del PRI y del gobierno federal, disminuir —casi desaparecer— la educación pública en nuestro país, orientando sus misiles a intimidar el trabajo de los profesores sin considerar que el deterioro de nuestra educación proviene del modelo educativo.

Así fue que con la creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa se le confirió herramientas que sirvieran para que los profesores que no aprobaran las pruebas, serían removidos de sus lugares de trabajo.

Si recordamos, la evaluación de los docentes, constituyó uno de los puntos más polémicos y conflictivos en la administración de Peña Nieto. Los profesores acusaban de que la evaluación realizada por el instituto se había convertido en un instrumento para excluir a los docentes y darlos de baja administrativamente.

Así, las pruebas de evaluación, elaboradas por equipos de trabajo —muchas veces desconocidos— constituían el mecanismo para castigar a los profesores y no para remediar el panorama general en que se encontraba el magisterio, especialmente para enfrentar sus debilidades y permitir llevar a cabo procesos de fortalecimiento de la carrera magisterial, a través de la capacitación y la formación de alto nivel con los profesores.

Es decir, comprometerse con un proyecto de formación de los docentes, tal como se ha estado realizando en muchos países que han considerado a los docentes como agentes indispensables para la transformación de la educación en general y de las prácticas educativas en particular.

Precisamente, en la concepción que sobre educación se sostiene en la nueva Ley General de Educación, expedida por el gobierno de López Obrador en 2019, podemos comprender la dimensión de los cambios, la naturaleza en la idea de educación y la importancia otorgada a quienes son los agentes más importantes del proceso educativo: profesores y estudiantes.

Lo señalo porque presenté una iniciativa a la Legislatura, en esta semana, para armonizar el marco jurídico de Querétaro en materia educativa, como lo deberían de haber hecho todas las entidades federativas, pues el plazo terminó el 30 de marzo del año pasado.

Varios son los artículos reformados en esta nueva ley, que atienden a diversos tópicos y que resultan trascendentes porque contemplan darle al sistema educativo de nuestro país, en general, y a Querétaro, en particular, un impulso muy importante para convertirlo en el pilar de la transformación de nuestro país en una atmósfera de profundos cambios que se experimentan a nivel global, en el terreno de la enseñanza y de los procesos de aprendizaje.

Es importante la extinción del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, que será sustituido por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación.

Este nuevo organismo público descentralizado dispondrá de las atribuciones legales para realizar estudios y evaluaciones al sistema educativo, determinar indicadores de resultados.

Con esta nueva ley y frente a los reclamos del magisterio y a la reconsideración de la importancia que hoy los docentes tienen frente a los desafíos que representan las tecnologías de la información, por ejemplo, se recapacita en la importancia de la formación del capital intelectual, en esta tarea haciendo que las evaluaciones que se realicen con el docente, no tenga efecto en la permanencia del docente en la plaza.

Desde esta perspectiva de revaluación de la tarea docente en época de cambios es que se instaura el Sistema Integral de Formación, Capacitación y Actualización de los maestros, muy necesario precisamente porque se vuelve a poner en el centro de interés nacional al docente y otorgarle su dignidad y su respeto como se hace en otros lugares del mundo donde al profesor es considerado alguien muy importante.

Esto, por supuesto, contrasta con la denigración y la descalificación constante que enfrentó el magisterio por parte de diversos grupos sociales, organismos empresariales, medios de comunicación aliados a los intereses del PRI, al grado tal que todavía hoy en Querétaro tenemos profesores que no han sido reintegrados a sus plazas, castigados por su descontento y haber protestado por las formas en que se denigró al magisterio y al abuso de las evaluaciones.

Existen otros aspectos importantes de la ley que en mi iniciativa presenté y que abordaré en las siguientes entregas.

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