Los esfuerzos bélicos de la Alemania nazi, desde inicios de la Segunda Guerra Mundial, la llevaron a desarrollar en las décadas de los 30 y 40 los misiles balísticos y el primer cohete de la historia; el cohete V-2, el objetivo que tuvieron fueron las ciudades de Londres y Paris.

En ese tiempo ya se daban los primeros pasos para el uso de la energía nuclear con propósitos bélicos, en los cuales destacaban científicos alemanes.

Estados Unidos (EU) en su participación en la Segunda Guerra Mundial, emprendió el Proyecto Manhattan, contando con el apoyo del Reino Unido y de Canadá, así como de científicos judíos expulsados por la Alemania nazi, para lograr la bomba atómica; su primer objetivo, luego de la derrota Alemana, fue vencer a Japón, que se mantenía aún en lucha.

Las primeras bombas atómicas desarrolladas por Estados Unidos fueron arrojadas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9, respectivamente. Con el lanzamiento de estas bombas atómicas, el mundo bélico cambió para siempre. La bomba atómica se basa en provocar una reacción nuclear en cadena sostenida.

Es bien conocido que Albert Einstein, siendo un gran científico, Premio Nobel y pacifista radicado en los EU, firmó el 2 de agosto de 1939 una carta dirigida al entonces presidente de Estados Unidos, Franklin Roosevelt, en la cual se le advertía del peligro que amenazaba a toda la humanidad si los nazis se convertían en los primeros en fabricar una bomba atómica, así la idea de crear un arma nuclear a nivel gubernamental en Estados Unidos se volvió prioridad.

El científico más comprometido en la creación y uso de las bombas atómicas, durante la Segunda Guerra Mundial, fue Robert Oppenheimer, físico teórico estadounidense director del Proyecto Manhattan, a quien se puede atribuir el desarrollo de la primera bomba atómica de la historia.

Luego de esta impactante aplicación de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de la bomba atómica, basada en provocar una reacción nuclear en cadena sostenida y la capacidad destructiva asociada, las potencias mundiales, sobre todo EU y la Unión Soviética, emprendieron una carrera armamentista basada en el desarrollo de armas nucleares más potentes y letales, de uranio, plutonio, de hidrógeno o termonuclear y de neutrones.

Por otro lado, en referente a la aplicación de la energía nuclear en beneficio de la humanidad, se tienen el aprovechamiento para dotar de energía eléctrica para todas las actividades que se realizan, como alternativa de otras fuentes, ya sean las de combustibles fósiles, la hidráulica y otras, así como las fuentes renovables como la eólica y la solar.

La energía nuclear tiene diversas ventajas y aplicaciones útiles, como la generación de energía eléctrica, así como el diagnóstico y tratamiento de enfermedades; pero también serias desventajas, sobre lo cual no se discutirá en esta ocasión.

Resulta pertinente citar, a manera de reflexión, aquella expresión de Albert Einstein: “Solo hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, pero no estoy muy seguro de la primera”. También es de señalarse el lema de la Facultad de Ingeniería de la UAQ, “El ingenio para crear, no para destruir”. (Continuará)

Ex Rector de la UAQ 
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