La lucha que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador desde hace prácticamente 3 décadas tiene como sustento el priorizar a los más desfavorecidos, instaurar una justa repartición de la riqueza y en especial el combate a la corrupción; a prácticamente 4 años de su gestión, hay cambios sustanciales en la forma en cómo se conduce y define el rumbo de la nación. Ante esta realidad quisiera compartir algunos puntos que, desde mi opinión personal, han marcado un antes y un después en la vida pública de México.

Para empezar vale la pena mencionar el alcance de diferentes programas sociales que, desde el primer día de administración obradorista, han tenido como principal objetivo el reducir la brecha de desigualdad que existe en nuestro país. Sectores sociales como las personas de la tercera edad, el estudiantado, las personas con alguna discapacidad y en especial el sector joven que por diferentes razones no ha podido acceder a una formación académica o a un centro de trabajo. A la par, programas como Sembrando Vida han ayudado no sólo a fomentar y aumentar la reforestación, sino a generar oportunidades de trabajo en comunidades donde la migración es un fenómeno que reduce la actividad económica local.

Otro de los aspectos que se han recuperado en el ámbito diplomático y de política exterior es el papel de nuestro país en el mundo, empezando por el segundo lugar que ostenta Obrador en la lista de mandatarios con mayor aprobación a nivel mundial, sumado a esto hay que recalcar que el triunfo de  AMLO en 2018 generó un efecto dominó en toda latinoamérica, empezando por Argentina, pasando por Bolivia y Chile, hasta llegar al reciente triunfo de la izquierda colombiana, situación que continuará con el altamente probable triunfo de Lula da Silva, todo esto a la par de que Obrador ha mantenido una postura de respeto mutuo con los Estados Unidos, haciendo que el vecino del norte respete la agenda que nuestro país se plantea seguir durante la actual administración.

Es una realidad que la oposición no da tregua  a su estrategia para descalificar al actual Gobierno de México, mayoritariamente le ha apostado a diferentes ejercicios de desinformación y a realizar ataques al círculo cercano del Presidente, desde sus aliados políticos directos hasta llegar a afectar la vida privada de sus hijos.  Mientras la coalición Va x México se desgasta, el Presidente trabaja y apuesta por la soberanía energética, desde la defensa de la industria eléctrica hasta el blindaje de la extracción del litio, recurso que garantizará el futuro de varias generaciones de mexicanos, gracias a que será trabajado exclusivamente por el estado mexicano. La deuda que tiene la clase política con el pueblo de México aún es enorme, fueron prácticamente 90 años de saqueo sistemático, descarado, cínico y siempre desde la complicidad no sólo de fuerzas políticas, sino con los dueños de los poderes fácticos y en varios sexenios con los grupos del crimen organizado; sin embargo,  la 4T no da tregua en su labor por transformar el país, poco a poco, paso a paso.

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