Las invitaciones de López Obrador a dos gobernadores de la oposición para ocupar cargos en su gobierno, despertaron todo tipo de especulaciones sobre qué buscaba el mandatario al sumar a su administración a políticos opositores. Y a las interpretaciones que hablaron lo mismo de “traición” que de “pago de favores”, de intentos de “desarticular a la alianza opositora” o hasta “motivos de seguridad”, hoy surge una nueva hipótesis: AMLO premió a esos dos mandatarios opositores que cooperaron con él, porque ahora va por otros gobernadores que se le opusieron y a los que quiere investigar y meter a la cárcel.

En el primer círculo presidencial se afirma que, así como al priista Quirino Ordaz y al panista Antonio Echevarría se les premió con puestos, hay otros tres gobernadores de la oposición, de los que están terminando su mandato, que están en la mira del Presidente y de la Fiscalía General de la República para investigarlos en cuanto pierdan el fuero constitucional que los protege. “Con estos tres gobernadores, que serán investigados y llevados a un proceso penal, prácticamente se desmantela la Alianza Federalista que pretendió erigirse en un movimiento político en contra del Presidente”, comentó una fuente de Palacio Nacional.

El primer caso en la lista, comentan, es el del perredista Silvano Aureoles, cuya administración termina justo hoy que entrega la gubernatura al morenista Alfredo Ramírez Bedolla. A Silvano le están armando un expediente que se refiere a desvío de recursos públicos del erario michoacano a las recientes campañas, además de una investigación de su patrimonio y sus cuentas financieras que realiza la Unidad de Inteligencia Financiera que dirige Santiago Nieto. Aureoles Conejo se confrontó abiertamente con el gobierno de López Obrador y recientemente acusó al Presidente y a su partido Morena, de “aliarse con el narcotráfico” para ganar las elecciones pasadas en su estado, en denuncias que hizo ante la CIDH, el Capitolio y hasta el Departamento de Estado de Estados Unidos.

El segundo gobernador en la mira de Palacio es Ignacio Peralta, el mandatario priista de Colima, a quién también le están armando un expediente por temas de peculado y enriquecimiento. La gobernadora electa de Morena, Indira Vizcaíno, estuvo hace unas semanas en la UIF para entregar una serie de documentos, expedientes y pruebas de que los recursos públicos fueron malversados en su estado y del patrimonio que, según la próxima mandataria que toma posesión del cargo el 1 de noviembre, acumuló el gobernador saliente.

El otro caso que están investigando desde el gobierno federal, es el del gobernador independiente, Jaime Rodríguez “El Bronco”, a quien acusan de utilizar en sus negocios particulares y en los pagos de algunos programas públicos a empresas “factureras” que aparecen en la lista del SAT. Llama la atención que justo ayer y a unas horas de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación valide su triunfo, el gobernador electo de Nuevo León, Samuel García, declaró que él en su gobierno va “a meter a la cárcel a todos los factureros”, esto a pesar de que al mismo Samuel y a su padre, Samuel Orlando García, también los han señalado de recurrir a ese tipo de empresas fantasma.

Si esos tres gobernadores de oposición, cuyas cuentas personales y manejos financieros en sus administraciones están siendo investigados con miras a una posible denuncia en su contra, se le suma el caso del panista Francisco García Cabeza de Vaca, que tiene orden de aprehensión vigente por delitos graves de los que lo acusa la FGR y cuyo fuero local que le ha evitado ser detenido se terminaría el 1 de octubre, una vez que entre la nueva legislatura del Congreso local y la mayoría de Morena tome el control, estamos hablando de cuatro mandatarios opositores que crearon y formaron parte de la Alianza Federalista.

Y aquí es donde cobra sentido la nueva hipótesis de por qué López Obrador invitó a los mandatarios de Nayarit y de Sinaloa a integrarse a su gobierno: al invitar a dos opositores, uno del PRI y otro postulado por el PAN a ocupar cargos, nadie podrá decir que el Presidente persigue por motivos políticos a los gobernadores de la oposición cuando inicie la cacería legal y penal de los mencionados Silvano Aureoles, Ignacio Peralta, Jaime Rodríguez y que ya está prácticamente en el patíbulo desde hace meses, Cabeza de Vaca.

Así el Presidente, que ha demostrado que su gobierno —como todos los anteriores— sabe muy bien utilizar a la justicia para fines políticos y que la Fiscalía General de la República, supuestamente autónoma, terminó siendo el brazo político de la justicia, exactamente igual que antes lo fue la extinta PGR, se lavó la cara invitando a dos mandatarios de oposición de los estados, para luego investigar, perseguir y acusar a otros gobernadores opositores. Al final está claro que, cuando se trata de la justicia, pero también de su relación con los estados de la República, el Presidente tiene dos varas: una suave, blanda y hasta amigable con los gobernadores que le rindieron cortesía y pleitesía, y otra dura y pesada contra aquellos que osaron a desafiarlo y cuestionarlo.

NOTAS INDISCRETAS…

Ayer en Sonora, en la tierra de los pueblos yaquis, fue día de perdón pero también de reencuentros. Por tercer año consecutivo el Presidente acudió al territorio Yaqui para pedir perdón a las comunidades de esta etnia por los agravios del pasado y anunciarles nuevos apoyos y recursos del gobierno federal. Esto lo había hecho ya en dos ocasiones López Obrador como parte de un rescate de lo que fuera una agenda del presidente Lázaro Cárdenas del Río, que en 1940 ordenó, con un decreto presidencial, la restitución de las tierras que les habían sido robadas y despojadas al pueblo Yaqui durante el genocidio cometido en su contra por el gobierno de Porfirio Díaz. La novedad en el evento de ayer en el sur sonorense, fue la presencia del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien acudió como “invitado especial” del Presidente. Hace 3 años que no se reunían Cárdenas y López Obrador, que se vieron por última vez el 3 de julio de 2018 cuando el ingeniero acudió a la casona de la calle de Chihuahua, en la Colonia Roma, para felicitar al tabasqueño por su reciente triunfo en las urnas. Después de eso había habido un distanciamiento, a pesar de que el Presidente invitó a su equipo, como coordinador de asesores, a Lázaro Cárdenas Batel. Y en estos tres años hubo declaraciones fuertes del ingeniero cuestionando al gobierno lopezobradorista, una primera en diciembre de 2019 cuando en entrevista con el diario El País, Cárdenas respondió: “No veo al gobierno de López Obrador como la izquierda de México”, y luego en mayo de 2020 cuando, en un Foro sobre “El Futuro de la Izquierda en México”, el hijo del Tata comentó: “Difícilmente diría yo que tenemos un gobierno de izquierda, por más que se digan de izquierda”. En esas ocasiones, cuando le preguntaron al Presidente por los comentarios de Cuauthémoc no quiso entrar en polémica y dijo “el ingeniero es mi amigo”. Pero esa amistad llevaba tres años enfriada hasta que Lázaro Cárdenas Batel operó para convencer a su padre de que acudiera ayer a Sonora y acompañara al Presidente para reivindicar lo que fue siempre una agenda del cardenismo. Por eso Cárdenas Solorzano aceptó estar presente y aprovechó para pedirle a López Obrador que si quiere hacer justicia a los yaquis, cancele el acueducto que lleva agua del Río Yaqui a Hermosillo y al que se le están extrayendo además más de 600 millones de metros cúbicos para desarrollos urbanos e industriales, quitándole agua a los pueblos yaquis y a la zona agrícola del sur de Sonora. Es decir, que además de perdones también ayer hubo el reencuentro entre los dos personajes: el ingeniero que un día invitó a un joven político a sumarse a su Frente Nacional Democrático y luego a ser candidato del PRD, y el tabasqueño que, en su tercer intento logró ganar la presidencia que nunca pudo ganar el hijo del Tata…Ahora que se produjo el relevo en la Concamín, con la llegada del empresario leonense José Abugaber Andonie a la presidencia del organismo empresarial, vale la pena recordar que el dirigente saliente, Francisco Cervantes, fue quien operó para mantener la unidad de las 125 cámaras industriales que integran esa Confederación. Durante el proceso de elección del nuevo dirigente, Cervantes priorizó el diálogo, lo que permitió que hubiera un proceso democrático y un resultado contundente del 85% de los votos a favor del nuevo presidente. Sin duda la Concamín salió fortalecida y Abugaber recibe un organismo unido para continuar impulsando la agenda de los industriales mexicanos ante el gobierno…A propósito del gobernador Quirino Ordaz, su nombramiento como embajador de México en España no tendrá problema para aprobarse por la mayoría de Morena, pero hay un pequeño detalle: que su partido, el PRI, amenaza con votar en contra de la designación de su correligionario. Y aunque los votos priistas no pinten para detener el nombramiento diplomático y sean meramente testimoniales, para Quirino sí tendrá un peso fuerte que su propio partido no avale su nombramiento de embajador…Se baten los dados. Serpiente. Caída libre.

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