Mañana es un día para refrendar tu compromiso con la libertad, la justicia y la democracia de México; para tomar la calle y demandar a la SCJN que actúe de manera expedita y con autonomía para resolver las iniciativas que pretenden “descuartizar” al INE; y, para evitar que el presidente acabe con la democracia. En 90 ciudades del país y 12 del extranjero haremos oír nuestra voz.
Muy pocas veces se ha visto tan feliz al Presidente como ahora que el jurado de Brooklyn, NY, halló culpable a Genaro García Luna de los cinco cargos que le imputó la fiscalía. AMLO no cabe de alegría porque tendrá dos años de narrativa para acusar al PAN —único partido capaz de disputarle la presidencia—, de corrupto; y de hacer recaer la sospecha en su archienemigo Felipe Calderón, de estar coludido con García Luna y con el narco.
Días antes del veredicto del jurado, el tabasqueño señaló tres posibilidades: que Felipe Calderón no supiera nada de los vínculos de García Luna; que lo hubiera sabido, pero no contara con pruebas; y que lo supiera y no hubiera hecho nada, lo que lo convertiría en cómplice y, por tanto, en corresponsable de los mismos delitos de García Luna. El punto es que hasta ahora este gobierno no cuenta con pruebas.
El presidente pretende que el exsecretario de Seguridad Pública señale a otros implicados, particularmente a Felipe Calderón, de estar inmiscuidos. Esto es, que el expanista sabía de sus nexos con el cártel de Sinaloa, que también él recibió dinero sucio y, a pesar de ello, guardó silencio.
Al presidente que por decreto acabó con la corrupción en su gobierno, se le viene informando desde el inicio de su gestión que existen muchísimas evidencias de corrupción en su gobierno; que altos funcionarios de su administración —incluyendo a sus propios familiares— han sido señalados de cometer ilícitos antes y durante su encargo, por lo que no podrá, como Felipe Calderón, decir que no sabía nada.
La lista de funcionarios públicos señalados es larga: Manuel Bartlett, Napoleón Gómez, Ana Gabriela Guevara, Eréndira Sandoval, Luisa María Alcalde, Yeidkol Polevnsky, Mario Delgado, Zoé Robledo, Miguel Rincón, Ignacio Ovalle, Delfina Gómez... Y, familiares: sus hermanos Pío y Martín; su prima Felipa; su cuñada Concepción Falcón; su nuera Carolyn Adams y su hijo José Ramón, entre otros.
Y qué decir de la impunidad que goza Enrique Peña Nieto y de su gobierno. Hasta ahora nadie importante ha sido encarcelado por la voraz corrupción en ese sexenio.
Adicionalmente, ayer viernes, Marko Cortés, presidente del PAN, salió a medios para exigir al Presidente se investigue a todos los funcionarios del pasado y del presente, entre quienes se encuentran —omitió los nombres— varios funcionarios públicos de su administración vinculados con la delincuencia organizada.
Por lo pronto Andrés Manuel debe ordenar una amplia y profunda investigación a Gabriel Regino, subsecretario de Seguridad Pública durante su gobierno capitalino, quien fue mencionado de haber recibido 7 millones de dólares del narco (con el mismo esquema descrito en el “Rey del Ca$h”).
Los mexicanos queremos que se acabe de una vez por todas la corrupción gubernamental. No vaya a ser que los próximos juicios en Estados Unidos sea a funcionarios corruptos del actual gobierno; y que AMLO sea señalado de cómplice y omiso por no haber hecho nada. O, peor aún, de corrupto.
Por eso, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.