Al Presidente le gusta vivir en permanente conflicto, no gobierna, prefiere buscar a los sus enemigos para vituperarlos, calumniarlos. Ricardo Anya ha logrado el inicio de su campaña a la presidencia de la República, mientras López Obrador lo catapulta intentando destruirlo.

El presidente, en su desesperación, ha tenido que echar mano de las críticas que en su momento dijo José Antonio Meade, en contra de Anaya. La “arma penal”, que no política, sostenida por López Obrador, está basada en una acusación de un “testigo protegido”, quien supuestamente declara que Anaya recibió carretilladas de dinero cuando fue diputado federal ¿por medio de esa acusación pretende descarrilar al panista? Por el contrario, se le ve como víctima de persecución política.

Los contendientes sostienen diálogos mediáticos para demostrar quién es más corrupto. López sugiere que Anaya se presente al juzgado, mientras Anaya propone que asistan los hermanos del presidente al mismo juzgado, el mismo día y a la misma hora, reciban trato igualitario bajo las mismas reglas; alude, en referencia a los fajos de billetes recibidos por los hermanos de López y ser entregados al entonces presidente de Morena, hoy presidente de México. AMLO al tú por tú, con el aspirante a la candidatura para la presidencia de la República: enorme publicidad para el panista.

La desesperación del presidente, hace que voltee a ver a otros de sus enemigos y, en plan de “burla”, los denuesta como posibles candidatos de la oposición, llevándose de por medio periodistas y empresarios, calificándolos de “finísimas personas”. Ante la desesperanza de ir perdiendo abrió más frentes de combate para que la reyerta no sea solo con Anaya. Ni con el uso del poder de la presidencia ha doblegado a su oponente, por el contrario, el abuso ha hecho crecer políticamente a su enemigo.

El lenguaje pendenciero, no propio de un jefe de Estado, el presidente lo basa en descalificaciones. Mientras él se dedica a crear litigios personales, al país lo hunde en la inseguridad, en el exceso de defunciones por la pandemia y el crimen, México continúa sin medicamentos, se le vuelve a quemar Pemex, con una pérdida de 25 millones de dólares diarios; luego se traslada a Veracruz para apoyar a los damnificados y vuelve al denuesto del Fonden, asegura que hay dinero suficiente para ayudar a los afectados por el huracán, pero deben esperar al censo para cuantificar los daños. El Presidente crea problemas donde no los hay.

Analista legislativo. @HectorParraRgz

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