La lucha por el poder es constante, no descansa, no toma recesos y se arrecia en medida que avanza el calendario electoral. Nadie escapa a ella.

Tal es el caso de la lucha que sostienen los distintos actores de Morena por la Presidencia de la República, las ahora denominadas corcholatas, o los llamados destapados en tiempos del PRI.

Gozan todos ellos de la simpatía del Presidente, según a quien le preguntes. Unos tendrán más y otros menos, es cuestión de percepción, lo único cierto es que los tres (Marcelo, Claudia y Adán) tienen la venia presidencial para moverse y buscar salir en la foto.

El movimiento político genera fricción, con ella división y desgaste, es un proceso natural en política, lo vivimos cada tres y cada seis años.

En la medida en la que se acerque la elección subirá el tono y se tensarán las relaciones entre los tres actores. Mantenerlos unidos al interior de Morena será el reto (político) más grande del sexenio para Andrés Manuel.

Buena parte de la oposición le apuesta a la ruptura interna de Morena, que uno de los tres pueda buscar la candidatura por otro partido y con ello dividir al obradorismo en el país. Ninguna estrategia podría ser más mediocre que basar tu éxito en el fracaso del otro.

El único que se menciona en los pasillos políticos que podría dar ese brinco (de Morena a la oposición) sería Ricardo Monreal, quien, a diferencia de los otros tres, no goza de la simpatía del Presidente. Si la oposición sumara a Monreal, literalmente estarían recibiendo las sobras del partido en el poder, se garantizaría la derrota. No lo veo.

Hay un factor primordial a considerar en una posible ruptura de Morena, y es el propio Andrés Manuel. Me parece que es el principal factor de unidad real al interior, mientras siga en la Presidencia se apuesta difícil que se dé una ruptura mayor al interior. Pero ese peso tiene fecha de caducidad, una vez que deje la Presidencia, ahora sí, Morena regresará a su esencia, de donde vienen, su naturaleza, que son las tribus y facciones internas.

No podemos olvidar que la mayoría de Morena viene del PRD, de esas tribus que peleaban el poder del partido aventándose sillas y golpeándose entre militantes, igual a lo que vimos este fin de semana en la elección interna del partido guinda.

La ruptura de Morena sucederá tarde o temprano, pero me parece que Andrés puede garantizar que al menos superen el 2024 antes de que se conviertan de nuevo en un partido de tribus, que nada, ni nadie, lograba unir. Al tiempo

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