Morena acostumbrada a resolver problemas legales por la vía de la violencia. Ni siendo gobierno respeta el Estado de Derecho. Agravan la situación con la vituperina participación del Presidente de la República, quien azuza a sus huestes con arengas desde sus conferencias.

No respetan ni los estatutos ni las instalaciones de su propio partido político. Acusan de abusos a Mario Delgado por el agandalle de candidaturas. Porfirio Muñoz Ledo los califica de lacras.

Su “razón” no son las ideas, es la violencia. Hacen a un lado aquella sentencia de: “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. Frase juarista que utiliza y no la cumple el mismo AMLO.

Los de siempre toman instalaciones, esta vez las del INE, por cancelar registros al incumplir la ley. Luego se van al TEPJF y hacen lo mismo. Mario Delgado “entra en razón” y retiran el plantón para no presionar a los magistrados. El senador con licencia Félix Salgado organiza manifestaciones y encabeza el plantón en el INE. Por la fuerza exige su registro como candidato de su partido.

Lorenzo Córdova, presidente del Consejo General del INE y la ministra en retiro Olga Sánchez, Secretaria de Gobernación, se lanzan mensajes públicos civilizados: “encriptados”. AMLO encabeza el ataque institucionalizado desde la presidencia para doblegar al árbitro electoral, lo descalifica y tilda de parcial; mientras el mismo López se erige en el “árbitro moral”, cuando no tiene competencia alguna. La “guerra sucia” abiertamente promovida desde el centro del poder público, sin vergüenza alguna promueve ataques a los enemigos políticos y defensas a la militancia de Morena.

Por mucho menos el INE anuló el triunfo de la elección municipal en Morelia, Michoacán, habiendo ganado el PRI; todo a razón del emblema que portó en su pantaloncillo el boxeador Juan Manuel Márquez, quien peleó en el extranjero el día de la jornada electoral. El PRI aguantó la sanción. A diferencia del respeto a la decisión del árbitro, a Morena todo le molesta.

El Presidente continúa en campaña en pro de su partido. En sus conferencias elude pronunciar ciertas palabras prohibidas, pero con sus acciones y cambiando las palabras, denuesta a la oposición. No suelta de la mano a sus seguidores, muchos de los cuales lo han abandonado ante los múltiples incumplimientos de sus promesas. AMLO teme perder el control de la Cámara de Diputados, ahí radica el excesivo poder económico y político que le ha otorgado su bancada y aliados. Por eso no cesa sus embates a la oposición. Un candidato sin candidatura en campaña.

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