Es verdaderamente escandalosa y vergonzosa la actitud hacia la prensa por parte del líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”. En los audios dados a conocer por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, escuchamos a un Alito decir que “a los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”.

Primero, se trata de un personaje que considera que a los periodistas hay que matarlos, lo que ya exhibe un talante autoritario, intolerante y criminal. Luego, sólo difiere en la manera de hacerlo, pero su idea es que a los periodistas se les mata, de una u otra manera.

En cualquier otro país del mundo una declaración de ese tipo sería un gran escándalo. Su afirmación es de tal peso que debería haber habido protestas de la Federación Internacional de Periodistas, de Reporteros Sin Fronteras, del Comité para la Protección de los Periodistas o incluso del Parlamento Europeo, tan atento a lo que pasa hoy en México con los periodistas.

Pero no, ninguna de esas organizaciones se escandalizó por las declaraciones de un psicópata. Tampoco lo hicieron las organizaciones opositoras, tan dadas a magnificar cualquier evento con tal de atacar al gobierno federal. Por supuesto, no salió el señor Claudio X. González a quejarse de ataques a la libertad de expresión, tampoco lo hicieron las senadoras panistas Lilly Téllez, Kenia López o Xóchitl Gálvez. Ni lo hicieron ni lo van a hacer, quizás porque piensan que a la prensa se le debe tratar de esa manera y coinciden, en lo fundamental, con el tal Alito.

Los que, si salieron, de manera patética, a darle el espaldarazo a Alito, fueron los dirigentes nacionales del PAN, Marko Cortés y del PRD, Jesús Zambrano. Esto muestra que también esos líderes nacionales están de acuerdo en lo dicho por Alito. O sea que la alianza “Va por México” piensa que no hay nada de malo en decir que a los periodistas se les debe matar, siempre y cuando no sea a balazos.

Los grandes medios de comunicación se han quedado también callados, han tratado de ocultar la noticia o de desviar la atención. Tal parece que no les preocupa esta agresión a sus empleados y tal parece que a los mismos empleados tampoco les preocupa. Lo han de haber tomado como una gracejada, como un chiste o como un desliz.

Sin embargo, no es nada de eso. Esas palabras reflejan el verdadero pensamiento de una clase política que se niega a desaparecer, una clase política molesta porque la ciudadanía los ha alejado del poder. La degradación del PRI es imparable.


Presidente del Consejo Estatal de Morena

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