Cuando viajamos regularmente no pensamos que algo malo pudiese suceder y mucho menos que nos vamos a encontrar en medio un desastre natural, un temblor, maremoto o cualquier otra situación. Al inicio de nuestra pasada travesía dormimos una noche en la ciudad de México y quizá para muchos que ya están a acostumbrados escuchar la alerta sísmica en plena madrugada es de lo más común, pero para alguien que habita en una zona a-sísmica como nuestro bello Querétaro, es de verdad impactante, la bocina quedaba a la mitad de la cuadra y el sonido comenzó a las 2:10 de la madrugada después me entere que el epicentro había sido en las costa de Guerrero, mi corazón palpitaba, me sudaban las manos y entre dormida y despierta mientras me ponía los tenis pasaban por mi mente una serie de imágenes de películas de la ocupación nazi y los campos de concentración, “por eso de la similitud tétrica de la resonancia”; La Vida es Bella, El Pianista, El Diario de Ana Frank, La Lista de Schindler… ¡ya ni quiero recordar!, solamente dije; ¿Qué se hace en estos casos?, en realidad no sabía, había vivido sismos en Michoacán hace muchos años y jamás había escuchado algo similar, ni siquiera había pasado por mi cabeza que algún día pudiese suceder y qué bueno que en ese momento no me entere que después de escuchar la advertencia tan solo tienes 30 segundos para reaccionar inteligentemente y buscar un lugar “seguro”… quizá mi temor habría podido desbordarse a tal magnitud de quedarme paralizada o correr despavorida. Nuestro vuelo salía a las 5:00 de la mañana así que pude quedarme despierta con mayor facilidad para llegar con bastante tiempo al aeropuerto, en fin, no sabemos si del miedo no sentimos el movimiento o simplemente no sucedió.

¿Te has preguntado qué hacer si en algún momento te tocara vivir una experiencia similar? ¿Qué debemos de llevar en nuestra valija o que prevenir? En definitiva las maletas y los boletos de abordar no son los únicos aspectos que debes de tomar en cuenta la hora de viajar, conseguir adaptadores para la conexión de tu teléfono o una excelente memoria para tu cámara. Algunos “detalles” por simples que parezcan pueden ayudarte mucho si algo llegara a suceder, entre los aspectos más comunes es llevar contigo una lista de números de teléfonos de emergencia, familiares o amigos que te podrán brindar ayuda, compartir con una persona de confianza tu itinerario de viaje, dejar detalles de la línea de avión o autobús que vayas a utilizar, respalda documentos y contraseñas en copia fotostática sobre todo si tu viaje será más largo de lo habitual, contrata un seguro de viajero y asegúrate de lo que te ofrece detalladamente. Si vas al extranjero es recomendable  antes de iniciar tu travesía visites la página del Sistema de Registro de Mexicanos en el Exterior (SIRME), donde deberás proporcionar tus datos para que en caso de emergencia, el gobierno mexicano pueda asistirte, busca un seguro de gastos médicos mayores con cobertura internacional, ve a tu banco y cerciorarte de que tus tarjetas de crédito y débito tengan validez al lugar que visitas, conócete, en caso de emergencia siempre es mejor estar prevenido, por ello averigua a qué medicamentos o alimentos eres alérgico, infórmate sobre las vacunas que debes tener antes de visitar cualquier otro país, que puedes no o transportar en tu maleta y muy importante, hoy en día es más fácil estar conectado con tus familiares o amigos, ¡comunícate!, el que estés de viaje no quiere decir que te debas apartar de ellos. Podría contarte otra experiencia no grata que me sucedió al viajar a la bellísima ciudad de de los Ángeles, Puebla, sin embargo prefiero guardarla para otra ocasión que tenga la oportunidad de volver, por que se que lo que viví, sin duda no define  su gran significado. Ahora sí, ¡Vámonos, un viajero prevenido vale por dos!

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