El jueves se celebró el debate entre candidatos a la presidencia municipal de Querétaro. Fueron 10 quienes se han registrado para contender por el municipio capitalino, trascendental para la política queretana. Aquí nos preguntamos: ¿qué contrastes y conexiones se generan entre este debate y el de los candidatos a la gubernatura del estado?

Hay varios apuntes que se pueden mencionar con respecto a los contrastes. Uno de ellos tiene que ver con el cúmulo de candidatos. Si bien en ambas contiendas se registraron 10, la diferencia se presenta en la paridad de género. Para la gubernatura se registraron siete mujeres y tres hombres; para la presidencia municipal queretana la figura se revierte a tres mujeres y siete hombres.

Quizá haya más confianza en que las mujeres y los hombres tienen mayor probabilidad de ganar las elecciones de gubernatura y presidencia municipal. No obstante, debemos considerar las candidaturas determinadas por los grupos políticos, que deben proponer a sus candidatos en sintonía con la paridad de género, lo que mermaría el espíritu de la contienda justa entre mujeres y hombres para puestos de elección popular.

Con respecto al debate, hay varios comentarios. Uno tiene que ver con las preguntas, que en un momento fueron particulares de acuerdo con el candidato, lo que ofrece cuestionar a los participantes y revisar si tienen respuestas concretas o si respondían cualquier otra cosa diferente a lo que se les pedía, como  sucedió  en el debate entre candidatos a la gubernatura. Una acción también oportuna en el debate fue haber dotado de un tiempo para que los candidatos se presentaran, algo que fue trascendental y que no se presentó en el debate para la gubernatura, ya que es necesario que los candidatos tengan una oportunidad de presentarse ante la audiencia y destacar aquello que deseen.

Otro interesante punto fue la posibilidad para los candidatos de realizar réplicas en cada pregunta. Pero hay consideraciones. Hubo candidatos que usaron su tiempo con cualquier comentario sólo para intentar socavar las intervenciones de sus rivales, pero la audiencia puede identificar qué réplicas fueron generadas para este efecto y qué otras tienen una crítica genuina e incluso una parte propositiva.

Tras estas réplicas, el candidato a quien se le hizo inicialmente la pregunta se le dio oportunidad de generar una contrarréplica, mecanismo necesario para construir un debate. No obstante, las contrarréplicas no siempre se entregaron como la audiencia buscaba, es decir, que la o el candidato atendiera a los cuestionamientos de los demás participantes. En eso no falló la moderación, sino aquellos candidatos que no completaron el ejercicio que les demandaba.

Finalmente, un punto que se pudo apreciar en este debate es que, a diferencia del realizado entre los candidatos a la gubernatura, en su generalidad los participantes atendieron a lo que las preguntas señalaban, más que responder cualquier cosa. Y, de manera paralela, hubo ciertamente una mayor proliferación de propuestas concretas, no dispersas en el aire, por lo que se interpretaría un conocimiento más construido de las necesidades de Querétaro. Fue un buen debate, pero ojalá que los demás sean mejores.

@NielsRosasV (twitter)

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