No obstante haber realizado una de las administraciones más ineficientes, mediocres, injustas y sin ley de que se tenga memoria en la reciente historia mexicana, Enrique Peña Nieto se despide insultando a millones de personas, las cuales lo repudiaron en el reciente proceso electoral.

Derrochando el presupuesto nacional, abultando los bolsillos de los medios que lo cobijaron durante más de seis años, el señor de Atlacomulco dice verdades a medias, falsedades y auténticas mentiras que nadie traga, y lo muestra como el funcionario que defiende a un sistema colapsado.

Insiste, por ejemplo, en sostener la inaceptable “verdad histórica” de la PGR acerca de los 43 muchachos de Ayotzinapa. La cual ha sido refutada nuevamente por organismos internacionales y los miembros del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI). Amén que el gobierno próximo, en voz de Alejandro Encinas, ha dicho que formará una Comisión de la Verdad para saber realmente qué ocurrió en este lamentable caso.

Afirma que las 14 reformas estructurales de su gestión cambiaron a México y ahora el país es mejor que hace seis años. Algo que ni los organismos internacionales aceptan. Menos la prensa financiera, la cual al principio elogió a Enrique.

Sin mesura dice que hubo auténtica libertad de expresión en México, en tanto Reporteros Sin Fronteras señala que aquí hay 21 periodistas desaparecidos, la cifra más alta en toda América. Ya no hablemos de los cincuenta informadores asesinados en su régimen, ninguno de los cuales ha recibido justicia.

Peña Nieto, un auténtico charlatán que destrozó a México.

Google News