El 11 de diciembre pasado señalamos que era necesario impedir que la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF) fuera desmantelada por alguna ocurrencia política. Para ello, exigimos a la Secretaría mayores controles internos y externos para evitar excesos de los policías, además de una comunicación asertiva y una escrupulosa coordinación.

A un año de esta advertencia es claro que no fuimos escuchados. El desorden, las luchas internas de poder, así como los escándalos del aeropuerto y de Tres Marías le dieron al Presidente electo, el pretexto para darle la puntilla, decirle adiós y regresar la SSPF a la Secretaría de Gobernación.

A la SSPF se le han invertido miles de millones de pesos en el sexenio, tanto en su estructura como en sus capacidades. Hoy reconocemos que cuenta con instalaciones de primer mundo; equipo tecnológico, armamento, vehículos aéreos y terrestres sofisticados y entrenamiento para desarrollar su potencial humano. La corporación concentra a más de 35 mil policías civiles, en su mayoría, entrenados y con vocación de servicio.

Sin embargo, ninguna policía se consolida en unos años. Y menos cuando se forman policías y al mismo tiempo se envían a “la guerra”. Además, su papel rector de la seguridad se desvirtuó de cara a las lamentables cifras de homicidios y a la coordinación fallida entre policías federales, estatales, militares y marinos. Responsabilidad de todos pero no asumida por ninguno.

Aunado al desorden, de paso sea dicho, que la nueva policía federal no consolidó la confianza de los ciudadanos, en primer lugar por la falta de controles pero principalmente por una mala estrategia de comunicación; sus verdaderos logros se minimizaron o ni siquiera se informaron. Lejos de afianzar su imagen pública, lamentablemente la pésima estrategia fortaleció una percepción de engaño, corrupción e impunidad en la sociedad con historias increíbles de tiroteos y emboscadas.

Es conocido que en las policías de todo mundo hay problemas y malos elementos que cometen errores; no obstante existen tácticas para amortiguar el daño a la corporación en nombre de los muchos policías honestos y comprometidos. Y en la SSPF con unos cuantos casos escandalosos destruyeron el valor más importante de una policía: la confianza de sus ciudadanos.

Ahora toca mirar al futuro, si queremos tener policías de primer mundo, los ciudadanos debemos cuidar a nuestros policías. Con el cambio anunciado, EPN debe garantizar a los policías la certeza en su trabajo, respeto a sus derechos, sus planes de carrera en SEGOB; esperamos que esta mudanza sirva para fortalecer el Sistema de Desarrollo Policial con controles estrictos pero también con reconocimientos a sus logros.

Le damos el beneficio de la duda a los planes de EPN en materia de seguridad, aunque también lo obliga argumentar sólidamente sus razones si es que quiere regresar la policía a Secretaría de Gobernación, hay muchas dudas de cómo piensan operar la gigantesca estructura con la que cuenta la SSPF actualmente, puesto que ya no es la pequeña corporación de hace 12 años. Y por otro lado la coordinación está a cargo del Sistema Nacional de Seguridad Publica, misma que actualmente se encuentra en Secretaría de Gobernación, y ha sido deficiente en la coordinación.

Si para fortalecer las capacidad de la PF se cree necesario cobijarla bajo el manto de Gobernación, consideramos debe planearse con cuidado, preguntarse en qué beneficia a los ciudadanos que esto se haga y cuáles son los riesgos, ya que no hay decisión perfecta.

El fortalecimiento de la coordinación debe ocuparse también de la concentración de las policías como aduanas, fronteras, puertos marítimos y terrestres y a las de investigación. Las queremos a todas integradas, ya basta de dejar cotos de poder por todos lados, la función policial no tiene por qué estar en hacienda, por ejemplo.

La propuesta de coordinación del gabinete de Seguridad por parte de Secretaría de Gobernación es un reto para reconstruir la confianza de los ciudadanos en sus instituciones y deberán tener los controles internos y externos necesarios que eviten la tentación de lucrar políticamente con la seguridad y el dolor de las víctimas.

Muchos ciudadanos respetamos a nuestra Policía y queremos que nos permitan estar cerca de ella para fortalecerla, apoyarla y vigilarla.

Presidenta de Causa en Común

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