Descarada lucha por el poder en los partidos políticos. Dirigentes de Morena, PAN y PRI, no se dan tregua. Quienes disfrutan de la influencia de las dirigencias no quieren dejar los cargos, mientras que, parte de la militancia de esos partidos luchan por los cambios o para derrocarlos. Nadie escapa a las ambiciones, a pesar de los malos resultados que puedan entregar en las urnas.
En el partido oficialista de Morena, Mario Delgado depende de López Obrador y estos van por el control de las candidaturas, imponiendo métodos de “selección” que no convencen, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, encabezan la rebelión, insisten en el “piso disparejo”. Marko Cortés, anda en las mismas, no subyuga y menos con los desastrosos resultados de las dos últimas elecciones. La rebelión en la granja en el PRI, es la más álgida. Van sobre la cabeza del dirigente nacional. Todos los problemas tienen el mismo origen, la disputa por la distribución de las candidaturas para el 2024, pasando por las del 2023, antesala de la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión.
El otro hombre fuerte en el gobierno de Enrique Peña, uno de los responsables de la entrega maliciosa de la Presidencia, beneficiario de lo que hoy critica, ha promovido diversos juicios partidarios para destituir a su dirigente Alejandro Moreno. Miguel Ángel Osorio Chong, se queja de la debacle de su partido, de los malos resultados electorales entregados por “Alito”; no reconoce que la desconfianza del electorado la inició él mismo cuando disfrutaban del poder; tiempo en que privilegiaron la corrupción, el amiguismo con el grupo de los “Peña-Boys”, de ahí el deterioro.
Funcionario opaco que operó en contra del PRI en la campaña del 2018, no sin antes garantizar su permanencia en el poder, hoy coordinador de la bancada en el Senado. Osorio adelanta la lucha por su permanencia en el poder, quiere ser diputado federal en la siguiente Legislatura. Con la permanencia de Moreno se diluyen sus aspiraciones. El grupo reducido de peñistas aún subsiste; veamos la bancada en el Senado del PRI. AMLO aprovecha la abierta división de la alicaída oposición con la esperanza de llevarse votos para sus reformas constitucionales. Eso sí representa un peligro para México.
La oposición obligada a zanjar sus diferencias por complicadas que sean. La ambición por el poder no debe privilegiar intereses personales ni de grupo. Primero está la defensa de México. Sin duda, los enemigos a vencer son López Obrador y Morena. No se equivoquen.
Analista legislativo. @HectorParraRgz