Incurrió el Presidente de la República en conducta delictiva, a pesar de negar los hechos y simule a sus actos de “buena voluntad”. Lo cierto que la “invitación” a cenar a 100 empresarios millonarios, con el único propósito de regalar (entre todos), 2 mil millones de pesos, tiene nombre: extorsión. Disimulada de donación, ayuda para AMLO y México; el destino de la donación: compra de material hospitalario. Es responsabilidad del estado, no de los empresarios, ellos pagan sus impuestos. Cualquier estudiante de Derecho, puede demostrar los elementos materiales de la figura delictiva, incluso tipificar más conductas. Pero, como no hay denunciantes, no existe delito, aunque el tipo penal se configure, no puede perseguirse de oficio. Antes llamaron a esos actos: “pase de charola”. Ahora es llamado por el Presidente: acto voluntario, de buena fe. Manipulación de la semántica que no desvirtúa la esencia del hecho. AMLO, trata de deslindarse de conductas pasadas, pero su actuación claramente es gansteril, utiliza la figura de delitos de “cuello blanco”. Los empresarios, por supuesto, no pueden quejarse, el gobierno de la 4T, les puso el dedo encima. Clase empoderada siempre vituperada por el Presidente de la República, ahora resulta que son aliados. Carlos Slim, convertido en la punta de lanza para “abrazar” la clase empresarial, brindarles confianza. No es fácil obtener 100 nombres de empresarios de la noche a la mañana, saben bien quiénes son aquellos a los que pueden presionar por medio de “invitación”, que obsequien “voluntariamente”, 2 mil millones de pesos; ingenioso el desembolso.
¿Cómo justifican los empresarios en su contabilidad para acreditar la salida de 20 millones de pesos? ¿Donación? ¿El gobierno federal dará recibo o simplemente se embolsa el dinero sin dejar rastro? ¿Entregarán la donación en cheque o en efectivo? De tal manera, en lo subsiguiente podrían donar a terceros, sin deducciones impositivas, sin más; las reglas jurídicas no tienen excepciones ¿Acaso habrá deducción del impuesto al donante? Muchas irregularidades en un acto de “buena fe”. Nueva modalidad de obligar al empresario para “invertir” su capital, dado que, por el exceso de desconfianza que genera el gobierno de la 4T, no invierten, tampoco lo hace el gobierno, por eso la economía se encuentra estancada y no crece. Así que, si los empresarios no invierten, la donación resultó una manera novedosa para obtener más recursos el erario, no solo por medio del la carga impositiva, ahora las donaciones. Por cualquier lado que se analice el deleznable acto presidencial que pretende hacer pasar por “donación voluntaria y de buena fe”, es un vergonzoso chantaje.
Nadie osa invitar a un amigo o desconocido a cenar su casa, para pedir a cambio una generosa donación voluntaria. Seguramente el invitado declinaría y se va a otra parte a comer tamales y atole más barato. El Presidente de la República, se negó a proporcionar la lista de “invitados” obligados a asistir a la cena; tampoco dio a conocer el monto de las donaciones individuales, todo quedó en el anonimato; el monto recaudado fue de 1500 millones de pesos. López insistió en que se trata de “ayuda voluntaria de la clase empresarial”. Nada puede disimular, mucho menos desvirtuar que lo planeado y ejecutado por la Presidencia de la República, es un acto de rapacidad, una acción delictiva descarada. El acto de extorsión queda impune. Los empresarios, por temor, coludidos con el autor del delito.